Ali Abu Awwad es un activista palestino reconocido mundialmente y destacado cofundador del Movimiento Nacional Palestino por la Noviolencia Taghyeer (Cambio), que promueve la noviolencia y el autodesarrollo para garantizar una solución noviolenta al conflicto.

Vive en Beit Jala (Palestina).

Fuente: https://www.aliabuawwad.com/about

Ali Abu Awwad creció en una familia de personas refugiadas políticamente activas. Su madre, Fatma (en la foto de abajo), fue dirigente regional de la OLP y colaboró estrechamente con Yaser Arafat. De pequeño, Ali fue testigo de cómo agentes israelíes golpeaban y humillaban a su madre por su activismo político. Esto, y su vida cotidiana bajo la ocupación, avivaron en él el ascua de la resistencia. Durante la Primera Intifada, Ali fue detenido por Israel por su liderazgo en la resistencia y por negarse a facilitar información contra su madre, que también había sido detenida.

Fatma, la madre de Ali, colaboró estrechamente con Yaser Arafat. Foto: https://www.aliabuawwad.com

Después de tres años intentando verse en prisiones separadas, Ali y su madre iniciaron finalmente una dura huelga de hambre de 17 días que, por increíble que parezca, logró que les permitieran visitarlos. Este éxito fue un punto de inflexión para que Ali se diera cuenta de que la acción noviolenta según los principios de Gandhi podía ser una forma mejor de conseguir sus derechos, que podía ganar sin dañar a otras personas.

Este éxito fue un punto de inflexión para que Ali se diera cuenta de que la acción noviolenta según los principios de Gandhi podía ser una forma mejor de conseguir sus derechos, que podía ganar sin dañar a otras personas.

Con los Acuerdos de Oslo de 1993, Ali fue liberado y empezó a servir en las fuerzas de seguridad de la recién creada Autoridad Palestina. Pero no tardó en desilusionarse con el proceso político: se vio obligado a detener a sus compatriotas palestinos por su continua resistencia a Israel, a pesar de que la AP no podía garantizar los derechos de ciudadanía debido a la ocupación israelí.

En 2000, tres años después de su dimisión de las fuerzas de seguridad de la AP, en plena Segunda Intifada, Ali recibió un disparo de un colono mientras cambiaba una rueda en una carretera de Cisjordania. Enviado a Arabia Saudí para recibir tratamiento, recibió allí la noticia que cambiaría su vida: un soldado israelí había asesinado a quemarropa a su querido hermano, Youssef, a la entrada de su pueblo natal, Beit Ummar, en Cisjordania. Tras esta pérdida, la madre de Ali empezó a invitar a su casa a familias israelíes del Círculo de Padres que estaban de duelo. Ya había habido suficiente derramamiento de sangre, se dio cuenta; quería salvar a sus otros hijos. Estas reuniones cambiaron la trayectoria de la vida de Ali.

A principios de 2014, cofundó una iniciativa local palestino-israelí llamada Raíces, que promueve el entendimiento, la noviolencia y la transformación

De 2002 a 2009, Abu Awwad viajó por todo el mundo como portavoz palestino del Foro de Familias en Duelo del Círculo de Padres. Junto con Robi Damelin, una mujer judía israelí cuyo hijo murió a manos de un francotirador palestino, compartieron el dolor y la comprensión mutuos entre palestinos e israelíes que han perdido a seres queridos en el conflicto. Su vida y su trabajo aparecieron durante ese tiempo en dos películas premiadas, Encounter Point y Forbidden Childhood.

En 2013, Abu Awwad comenzó a desarrollar el Centro Palestino de Noviolencia Karama (Dignidad) en un terreno de propiedad familiar cerca del cruce de Gush Etzion, en la zona C de Cisjordania. A principios de 2014, cofundó una iniciativa local palestino-israelí llamada Raíces, que promueve el entendimiento, la noviolencia y la transformación. Tras este periplo intentando reunir a las alas izquierda y derecha tanto de su sociedad como de la israelí, llegó a la conclusión de que la noviolencia debía ser adoptada por su propia sociedad como portadora de su libertad sin depender de socios israelíes.

… desarrollar un movimiento masivo independiente sobre el terreno de la población palestina organizando a la población palestina para asumir la responsabilidad noviolenta del autodesarrollo y forjar un camino para poner fin a la ocupación.

A partir de 2016, su activismo se centró plenamente en la prioridad de desarrollar un movimiento masivo independiente sobre el terreno de la población palestina organizando a la población palestina para asumir la responsabilidad noviolenta del autodesarrollo y forjar un camino para poner fin a la ocupación. Ese movimiento, Taghyeer, se dedica a fomentar la identidad nacional palestina noviolenta en acción, a través de la cual comunidades, líderes y organizaciones se unen para abordar las necesidades de desarrollo social y trabajar para poner fin a la ocupación. El movimiento fue lanzado por más de 3.000 personas palestinas de toda Cisjordania que se reunieron en Jericó en septiembre de 2016.

Shaul David Judelman y Ali Abu Awwad, como activistas judío y árabe de Cisjordania, trabajan juntos en el verano de 2014 en para planear «Choosing Life», un día de ayuno conjunto como parte de una iniciativa compartida para combatir la violencia política y promover la convivencia tras el secuestro y asesinato de tres adolescentes israelíes y el posterior secuestro, tortura y asesinato de Mohamed Abú Judeir, un adolescente palestino. (Imagen cortesía Una tercera vía – Asentadores y palestinos como Vecinas, tomado de The Times of Israel).

«No quiero resistir a la ocupación, quiero acabar con ella».



Entrevista con el activista palestino Ali Abu Awwad.

Fuente: “I Don’t Want to Resist the Occupation—I Want to End the Occupation”

Ray Suárez

li Abu Awwad es un activista palestino que lleva 20 años defendiendo la acción noviolenta. Recientemente ha sido galardonado con el Premio Indira Gandhi de la Paz, el Desarme y el Desarrollo para 2023. Habló con Ray Suárez, que ha cubierto asuntos internacionales durante casi cuatro décadas y ahora es el presentador del programa de la radio pública On Shifting Ground . Esta entrevista ha sido condensada y editada para mayor claridad.

Ray Suarez: Usted lleva décadas sobre el terreno en Cisjordania, luchando por una solución pacífica para la libertad palestina y la seguridad israelí. ¿El atentado del 7 de octubre de Hamás alejó a la gente de donde usted quiere que esté?

Ali Abu Awwad: Creo que la gente se concentra demasiado en los acontecimientos. ¿Qué esperábamos de los judíos que viven y pasan horas de su vida en refugios a causa de los cohetes? ¿Esperábamos que se convirtieran en Nelson Mandela, incluso antes del 7 de octubre? ¿Qué esperamos de los palestinos, millones de personas encerradas en Gaza y Cisjordania sin derechos? Estas son las consecuencias de un liderazgo fallido. Pero también son las consecuencias del compromiso de tantos combatientes en este conflicto.

Necesitamos una estrategia que no se centre en contra de qué estamos, sino a favor de qué estamos. Y tenemos que estar a favor de nosotr@s mism@s, de responsabilizarnos de nosotr@s mism@s.

No quiero resistir a la ocupación, quiero acabar con la ocupación. Hablo como palestino. Necesitamos una estrategia que no se centre en contra de qué estamos, sino a favor de qué estamos. Y tenemos que estar a favor de nosotr@s mism@s, de responsabilizarnos de nosotr@s mism@s.

RS: Hablemos de cómo has llegado hasta aquí. Has estado en la cárcel dos veces. Tiraste piedras a soldados israelíes en la Primera Intifada. Pero tuviste un momento en el que dijiste: «Lo que estamos haciendo ahora no va a funcionar».

AAA: Todo el mundo tiene semillas de humanidad en su alma, en su corazón, en su mente. Pero seguimos guiad@s por las condiciones que nos rodean. Crecí como un niño muy enfadado, nacido en una familia de personas refugiadas. Vi la humillación de mi pueblo, de mi familia. Vi cómo golpeaban a mi madre delante de mis ojos. Los judíos a veces dicen: «L@s palestin@s educáis a vuestr@s hij@s en el odio». Si experimentaran esa cantidad de humillaciones, no necesitarían un plan de estudios para el odio.

Si lxs palestinxs queremos libertad, tenemos que adoptar la noviolencia como el mejor portador de esa libertad, donde la seguridad israelí es una de nuestras prioridades. Pero esa no será nuestra prioridad bajo la ocupación. Es sólo un sueño.

Cuando yo estaba en la cárcel, mi madre también estaba encarcelada. Hice una huelga de hambre para [que me permitieran] verla. No hice huelga de hambre porque mi corazón estuviera lleno de empatía; quería ganar. Quería ganar a Israel. Y esa experiencia me enseñó una gran lección. Tenía un arma que nunca antes había utilizado: mi humanidad. Y ésta es la clave: Mi enemigo no podía soportar la humillación de mi humanidad. Ese es el secreto de la noviolencia: Tu enemigo también es un ser humano. No podemos ignorarlo. Tenemos que llevarlos a ese nivel de ver tu humanidad. Pero el miedo ciega a todo el mundo.

RS: ¿Pero no llevamos 28 años alejándonos de los Acuerdos de Oslo?

AAA: Después de que se firmara esa iniciativa, no se hizo el verdadero trabajo. Nunca la aplicamos sobre el terreno, por muchas razones. En Oslo se reconoció a la Organización para la Liberación de Palestina como representante. Pero cuando se reconoce algo, hay que ponerlo en práctica y construir todo un entorno basado en ello. Los israelíes quieren seguridad, [pero] eso nunca llegará cuando le quitas a alguien sus derechos y su dignidad. Si lxs palestinxs queremos libertad, tenemos que adoptar la noviolencia como el mejor portador de esa libertad, donde la seguridad israelí es una de nuestras prioridades. Pero esa no será nuestra prioridad bajo la ocupación. Es sólo un sueño.

El movimiento por la noviolencia que represento no consiste en hummus y abrazos. No se trata de buenas intenciones.

El movimiento por la noviolencia que represento no consiste en hummus y abrazos. No se trata de buenas intenciones. No se trata de enviar a nuestros hijos a los campamentos de verano de los demás. Esta no es la paz que quiero. El diálogo no es el objetivo. El diálogo es una herramienta para un objetivo mayor.

Necesitamos construir una nueva realidad política que pueda hablar a ambas partes. Tenemos que decidir sobre los principios incluso antes de decidir sobre un Estado o dos Estados. No sobre la tierra, no sobre las fronteras, no sobre el agua: decidir sobre los principios de identidad. Tenemos que garantizar que estas dos identidades puedan practicarse de forma que nadie tenga que pagar el precio de su dignidad, su tierra, sus derechos o su nacionalidad.

RS: Hablemos de cómo podría ser eso cuando por fin callen las armas, cuando dejen de caer las bombas, cuando los cohetes dejen de ir de oeste a este sobre la frontera israelí. ¿Qué tiene que ocurrir para que esto vuelva a su cauce y dejen de morir y de sufrir? ¿Cuáles son los pasos reales que podrían darse hacia una forma de vida diferente?

AAA: Necesitamos un alto el fuego, inmediatamente. Es para salvar la vida de la gente, pero no es el objetivo final. El objetivo final es el cese del conflicto. Para ello, primero necesitamos una conferencia internacional que cree y decida los valores de cualquier próximo enfoque de nuestras negociaciones pacíficas, y [forme] un plan para crear las condiciones para que cualquier acuerdo de paz tenga éxito.

Necesitamos construir una nueva realidad política que pueda hablar a ambas partes. Tenemos que decidir sobre los principios incluso antes de decidir sobre un Estado o dos Estados.

En segundo lugar: Necesitamos un movimiento de base que lidere con la plena contribución de los gobiernos, no sólo con el liderazgo de los políticos. Los líderagos de base cuentan con el respaldo de sus propias sociedades. La número tres es: [Necesitamos el] firme compromiso de la comunidad internacional. Ahora mismo, los países juegan en función de sus propios intereses. Es fácil porque estamos llenos de ira y odio. Pero al final somos nosotrxs los que fracasamos y pagamos el precio.

RS: Le han concedido el Premio Indira Gandhi de la Paz. ¿Qué importancia tiene recibir ese premio en este momento? ¿Y puede ser útil?

AAA: Es un honor para mí recibirlo. Y estoy agradecido al pueblo de la India, al Indira Gandhi Memorial Trust. Mahatma Mohandas Gandhi es, para mí, un héroe. Cuando me enteré del premio, lloré, por dos razones. En primer lugar, este camino no es fácil. Es más fácil abogar por la ayuda que por la solución; es más fácil estar a favor de estos o a favor de aquellos. Pero el reconocimiento de mi humanidad, de esta visión política, del reconocimiento de que ambas identidades en esta tierra tienen que ser nuestra máxima prioridad, eso me da la prueba de que el mundo sigue estando bien, y de que hay gente en todo el mundo que se asociará conmigo.

Necesitamos un alto el fuego, inmediatamente. Es para salvar la vida de la gente, pero no es el objetivo final. El objetivo final es el cese del conflicto.

La otra razón por la que lloré es porque me están premiando y la gente está muriendo. Miles de personas están perdiendo la vida… gente inocente. Cuando un soldado israelí mató a mi hermano en 2000, me enfadé mucho. Mi consejo para todos es que cuando el mundo esté oscuro, sean visitantes de su dolor, no residentes en él. Vayan. Puedes afligirte, puedes llorar. Pero no te quedes ahí, porque el propósito de la vida es mucho más significativo que las lágrimas y el miedo.

Nadie me prometió el cielo en este infierno. Pero sigo practicando mis valores, mi creencia de que el cielo sigue ahí. Nunca pierdo la esperanza. Tampoco pierdo nunca el compromiso.


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Imagen destacada, tomada de https://www.aliabuawwad.com: acto público de Change en la que aparecen, entre otras personas, Ali Abu Awwad junto a la cofundadora de la organización radicada en Suiza y benefactora de proyectos de sinergias para la paz en Palestina-Israel «B8 of Hope«, la iraní Mehra Rimer.


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