Cuarta y última entrega del capítulo 5 de «Porqué funciona la resistencia civil: la lógica estratégica del conflicto noviolento«, estudio de caso: «LA PRIMERA INTIFADA PALESTINA». Avisamos que esta división online del capítulo la realizamos en enpiedepaz.org para facilitar la lectura: no es la división académica del trabajo de Chenoweth y Stephan, sino que separa ésta, a su vez, en distintas partes, pero siempre respetando el orden y la integridad de sus distintos apartados originales. El índice completo de todo el capítulo, con los enlaces a las distintas partes, se puede consultar aquí.

ANÁLISIS

La Primera Intifada logró una serie de importantes objetivos políticos intermedios y transformó la sociedad palestina. Esto contrasta fuertemente con las décadas de lucha armada liderada por la OLP que la precedieron. Sin embargo, la resistencia de carácter civil liderada por lxs palestinxs en última instancia se vio ensombrecida por la violencia y no formó parte de la estrategia política de la AP para poner fin a la ocupación israelí. En nuesta recogida de datos, categorizamos a la Primera Intifada como un éxito parcial, pero fue mucho más fructuosa que sus equivalentes violentos.

Participación en la resistencia de carácter civil

Según el activista palestino Ghassan Andoni, “con la intifada de 1987, especialmente en los primeros dos años, lxs palestinxs dieron un gran ejemplo de cómo la resistencia de carácter civil en realidad podía vencer a un ejército de ocupación.”[1] Cada sector de la sociedad palestina participó activamente en actos de resistencia, incluyendo coser banderas palestinas, cultivar jardines en el patio trasero, desafiar toques de queda, pintar grafitis, crear aulas “ilegales”, destruir tarjetas de identidad, negarse a pagar impuestos o a trabajar para las autoridades de ocupación, y boicotear los productos israelíes. Lxs palestinxs construyeron estructuras e instituciones autónomas y se activó una vasta red de comités populares que permitió al levantamiento sustentarse. La amplia participación en los comités ayudó a la sociedad palestina a superar la fragmentación social al mismo tiempo que proporcionaba mecanismos de movilización de masas.

La amplia participación en los comités ayudó a la sociedad palestina a superar la fragmentación social al mismo tiempo que proporcionaba mecanismos de movilización de masas.

El LNUL, una característica singular de la Primera Intifada, hizo que las diferentes facciones de la OLP se unieran de una forma no experimentada hasta entonces e impulsó al levantamiento con liderazgo, disciplina y objetivos claros. Como dijo una líder de una asociación de mujeres palestina en ese momento, la “razón por la cual la gente sigue al LNUL tiene que ver con el hecho de que el liderazgo no viene simplemente de arriba. No se trata sólo de dar órdenes a la gente que algunxs podrían optar por seguir y algunxs optarían por no hacerlo. El liderazgo realmente viene desde dentro de la misma gente, reflejando las propias aspiraciones de las personas” (Bennis 1990, 24).

«El liderazgo realmente viene desde dentro de la misma gente, reflejando las propias aspiraciones de las personas»

Aunque existen pocos datos sobre las actitudes palestinas hacia la violencia y hacia la acción noviolenta durante la Primera Intifada, algunos hay. En un sondeo de 1994 al final de la Primera Intifada, sólo el 33 por ciento expresó su apoyo a los ataques armados contra objetivos israelíes en los territorios ocupados (Unidad de Investigación de la Encuesta CPRS 1994).[2] Más recientemente, un estudio de 2002 demuestra que las gentes palestinas apoyan mucho más y están más dispuestos a participar en acciones masivas noviolentas que en la acción violenta (Kull et al. 2002).

…un estudio de 2002 demostraba que las gentes palestinas apoyaban mucho más y estaban más dispuestos a participar en acciones masivas noviolentas que en la acción violenta

El uso de métodos noviolentos atrajo a distintxs participantes no sólo por razones morales sino también por los menores obstáculos para participar. Rana Nashashibi, una activista palestina,acerca de la implicación de las mujeres en la intifada, señaló que “‘no ha sido fácil para las mujeres desafiar sus roles tradicionales y salir en público para participar activamente en la lucha nacional.’”[3] El compromiso del LNUL con los métodos de lucha noviolentos proporcionó menos obstáculos a las mujeres para movilizarse, mientras que el requerir actos violentos puede haber disuadido de participar a un gran número de mujeres.

El compromiso del LNUL con los métodos de lucha noviolentos proporcionó menos obstáculos a las mujeres para movilizarse, mientras que el requerir actos violentos puede haber disuadido de participar a un gran número de mujeres.

Incluso lxs niñxs palestinxs expresaron su renuencia a participar en la violencia. Un estudio de 1990 sobre niñxs palestinxs indicó que sólo el 2 por ciento aspiraba a participar en la lucha armada, mientras que otros expresaron el deseo de desarrollar un oficio como comerciantes o convertirse en maestrxs, enfermerxs o médicxs.[4]

Por lo tanto, los impedimentos físicos, morales e informativos menos sustanciales, hicieron que la participación en la campaña noviolenta resultara más fácil y atractiva que la participación en las campañas violentas.

Por lo tanto, los impedimentos físicos, morales e informativos menos sustanciales, hicieron que la participación en la campaña noviolenta resultara más fácil y atractiva que la participación en las campañas violentas.

El impacto en la sociedad israelí y en la región

La intifada trasladó el campo de batalla a las puertas de Israel y destrozó el mito popular de que Israel podría anexionarse Cisjordania y la Franja de Gaza sin resistencia significativa. La intifada era una forma diferente de resistencia, y contra la que Israel no estaba bien equipado para lidiar. Como un general israelí describió, “La naturaleza de masas de la intifada y su relativo carácter noviolento convenció a muchos israelíes de que había un socio en el otro lado. Sabíamos que podíamos negociar con ellos.”[5] La intifada llevó a los israelíes a desafiar a su gobierno en formas sin precedentes.

La intifada era una forma diferente de resistencia, y contra la que Israel no estaba bien equipado para lidiar.

La frustración [dentro de Israel] también proviene del hecho de que muchxs israelíes, de todas las creencias políticas, han acabado por sentir que, en lo que concierne al conflicto con lxs palestinxs, su país está viviendo una mentira. Ahora están convencidxs de que sus líderes los engañaron al afirmar que el pueblo palestino no existía; que lxs árabes en los territorios no quieren a sus líderes; que la OLP se impuso a los palestinos mediante la violencia e intimidación; que el statu quo de la ocupación podría ser mantenido indefinidamente. (Schiff y Ya'ari 1989, 289) 

Grupos como el CSB y el CCPH reunieron a israelíes y palestinxs que no necesariamente estaban de acuerdo en los objetivos políticos pero que, sin embargo, estaban unidxs en su oposición a la ocupación. Grupos convencionales como Peace Now sacaron a las masas a las calles para desafiar las políticas de ocupación, en particular la construcción de asentamientos. Debido a la respuesta de mano dura de Israel al levantamiento, “la Intifada había creado grietas en el sistema monolítico de apoyo a Israel de lxs judíxs estadounidenses; más que en cualquier otro momento en el pasado, la política de Israel con respecto a lxs palestinxs estaba siendo criticada por los círculos judíos en los Estados Unidos” (Schiff y Ya’ari 1989, 303).

Grupos convencionales como Peace Now sacaron a las masas a las calles para desafiar las políticas de ocupación, en particular la construcción de asentamientos.

A una distancia más lejana, el levantamiento popular hizo añicos la idea de que los jordanos podían negociar en nombre de los palestinos y obligó a la OLP a moderar su posición política, allanando así el camino para negociaciones directas entre la OLP e Israel. El fin de la ocupación jordana de Cisjordania y el reconocimiento mutuo entre el gobierno israelí y la OLP fueron éxitos políticos de calado de la intifada. Como señaló un erudito israelí “Es imposible entender la aceptación de Yitzhak Shamir del ‘Marco de Madrid’ o la victoria del Partido Laborista en las elecciones de 1992 sin entender el efecto de este cambio” (Rabinovich 2004, 34).

Debilidades de la resistencia civil palestina

El levantamiento popular, sin embargo, no logró transformar la relación de poder entre lxs palestinxs y el gobierno israelí lo suficientemente como para lograr la retirada de las tropas israelíes o el fin de la construcción de asentamientos dentro de los territorios ocupados. La creación de la AP terminó siendo un obstáculo más, en vez de una potenciación, del movimiento de resistencia popular. Factores externos, en particular la política doméstica y exterior de Estados Unidos, influyeron claramente en la trayectoria y el resultado de la Primera Intifada. Al mismo tiempo, las deficiencias organizativas y estratégicas de la resistencia palestina, particularmente su incapacidad para explotar las relaciones de dependencia de Israel, debilitaron el levantamiento popular.

“Lo que faltaba era una visión estratégica clara. Lxs palestinxs tenemos virtud pero ninguna estrategia.”

Como reflexionó Radwan Abu Ayyash, líder del LNUL durante la intifada, “Lo que faltaba era una visión estratégica clara. Lxs palestinxs tenemos virtud pero ninguna estrategia.”[6] Mientras la mayoría de lxs líderes del LNUL y de los comités populares consideraban a la propia intifada como el vehículo para el logro de las metas de la política palestina y enfatizaban la necesidad de mejorar la lucha (que argumentaron no debía verse comprometida por negociaciones prematuras), las figuras públicas “creían que las maniobras diplomáticas deberían recibir prioridad, y por lo tanto instaban al compromiso, autocontrol y moderación” (Hunter 1991, 74). Al mismo tiempo, los continuos llamamientos del liderazgo palestino a huelgas y paros laborales en una época en la que lxs palestinxs apenas podían llegar a fin de mes, causaron mayor frustración y desilusión.[7] En el período posterior a Oslo, señaló Ghassan Andoni, “La gente estaba desmoralizada y convencida de que no tenían ningún papel que jugar. No había un liderazgo en el que confiar. En la resistencia de carácter civil, si no hay un liderazgo en el que confiar, no se puede movilizar a la gente.”[8]

Fracaso en lograr la unidad

El liderazgo palestino durante la Primera Intifada no logró la unidad en torno a una visión política y una estrategia compartidas. Las divisiones fundamentales entre las diferentes facciones de la OLP persistieron en relación con la estrategia y la táctica, así como entre el liderazgo externo e interno, y entre islamistas y nacionalistas laicxs.

La variedad de organizaciones oficiales y no oficiales a las que lxs palestinxs pertenecen, así como el sectarismo y la rivalidad entre los grupos y organizaciones que decían representarles, seguía siendo un problema constante. Estas condiciones han comprometido la capacidad de lxs palestinxs para llegar a un consenso estratégico sobre cómo continuar con su resistencia. (Dajani 1994, 56) 

La incapacidad del liderazgo palestino para crear una organización de resistencia inclusiva y no partidista hizo que la Intifada fuera vulnerable a la táctica de divide y vencerás israelí.

La incapacidad del liderazgo palestino para crear una organización de resistencia inclusiva y no partidista hizo que la Intifada fuera vulnerable a la táctica de divide y vencerás israelí. Mientras tanto, la OLP estaba dominada por una facción política (Fatah), lo que debilitó su pretensión de representar a todo el pueblo palestino. Con la excepción del PCP, las facciones de la OLP obedecían a diferentes cadenas externas de mando. El LNUL como organismo no tenía una relación directa con el liderazgo de la OLP en Túnez.

La persistencia de los grupos disidentes de la OLP y un “frente de rechazo” socavaron su capacidad para lograr un mando y control centralizados. Las principales facciones islámicas, la Yihad Islámica y Hamas, nunca se unieron a la estructura de mando de la OLP y nunca asumieron la estrategia de negociación de la OLP. El liderazgo local del levantamiento, incluyendo lxs líderes del LNUL y de los comités populares, delegaron en el liderazgo externo de la OLP las cuestiones de política y estrategia.

Violencia indisciplinada

La violencia intra-palestina (referida como intra-fada por algunxs) debilitó significativamente la lucha palestina. Al comienzo de la intifada un número de colaboracionistas palestinxs entregaron en las mezquitas las armas proporcionadas por Israel y declararon su lealtad a la causa nacionalista palestina.[9] En el transcurso de la intifada, sin embargo, las formas noviolentas de resolución de conflictos intrapalestinos fueron reemplazadas por amenazas y ejecuciones. La política de Israel de deportar, arrestar y asesinar a líderes locales palestinxs sólo exacerbó este problema de desunión y debilitó significativamente la base defensiva de la resistencia palestina.

La política de Israel de deportar, arrestar y asesinar a líderes locales palestinxs sólo exacerbó este problema de desunión y debilitó significativamente la base defensiva de la resistencia palestina.

La combinación de sanciones violentas y no violentas también debilitó el poder popular fomentando la desunión y desincentivando la participación popular. Al comienzo de la intifada, tanto el LNUL como Hamás prohibieron explícitamente el uso de armas de fuego. Radwan Abu Ayyash explicó porqué esto le dio a lxs palestinxs una ventaja estratégica sobre Israel: “Sabíamos que no podíamos neutralizar el poder de Israel con armas. Ganamos la partida con los medios en ese momento, mostrando a los israelíes atacando a palestinxs desarmadxs. Israel fue derrotado políticamente.”[10] Schiff y Ya’ari (1989) describen la ventaja estratégica de la temprana prohibición palestina acerca de las armas:

A pesar de la animosidad y la ira, lxs palestixos no recurrieron a las armas, dándoles una clara ventaja en la competición a favor de la opinión pública. Había un modesto volumen de armas dentro de los territorios, e incluso estas pocas armas podrían haber causado estragos entre israelíes desprevenidxs, especialmente civiles. Pero lxs palestinxs compendieron casi instintivamente que el abstenerse de usarlas era en su propio interés; recurrir a las armas solo justificaría el uso generalizado por parte de las FDI de su potencia de fuego muy superior y causar pérdidas como castigo a lxs palestinxs. (32)

Una forma indisciplinada de violencia finalmente se apoderó de la intifada.

Al mismo tiempo, no hubo consenso palestino sobre el papel de la violencia en su lucha. Grupos disidentes como Fatah-CR, FPLP-CG y grupos islámicos como Hamás nunca aceptaron la lógica estratégica de la lucha noviolenta. Una forma indisciplinada de violencia finalmente se apoderó de la intifada. Grupos paramilitares dentro de los territorios ocupados realizaron desfiles, blandían hachas y garrotes, y asistían a campamentos que proporcionaban entrenamiento para lanzar cócteles Molotov y participar en combates cuerpo a cuerpo con cuchillos. Particularmente en las aldeas, las milicias locales se convirtieron en un elemento común destacado. (Schiff y Ya’ari 1989, 287). Como muchxs líderes locales respetadxs fueron encarcelados o deportadxs en el transcurso de la intifada, se hizo difícil controlar a la juventud. Piedras, bombas de gasolina y cuchillos, que obviamente no eran comparables en letalidad al armamento israelí, sin embargo, ocasionalmente causaban asesinatos de soldados y civiles israelíes y alejaban a partidarixs potenciales dentro de Israel.

Fracaso en la ampliación del campo de batalla noviolento

El gobierno israelí no confiaba totalmente en lxs palestinxs dentro de los territorios ocupados para mantener la ocupación. Podía contrarrestar las huelgas lideradas por palestinos trayendo mano de obra barata del exterior. Además, Israel recibió cantidades significativas de ayuda militar y económica de Estados Unidos. Aún así,

una forma en la que lxs palestinxs pueden aumentar su poder de influencia directa contra Israel es promover divisiones políticas dentro de Israel y cultivar el apoyo de lxs ciudadanxs israelíes a la causa palestina. Otra forma de hacer esto es movilizar la presión desde el exterior, particularmente desde los Estados Unidos, que tiene el poder de influencia para alterar vitalmente las opciones abiertas a Israel. Sin embargo, la Intifada no consiguió movilizar el apoyo de terceras partes, como lxs ciudadanxs israelíes o el gobierno de los Estados Unidos. (Schock 2005, 160–61) 

A pesar del impacto significativo que tuvo la intifada en el público israelí, la estrategia de divulgación palestina fue deficiente. “Para la mayoría de lxs palestinxs, el público israelí y el gobierno constituían un objetivo estratégico secundario. No se formuló una estrategia para abordarlos de forma específica, excepto en la medida en que estuvieran influídxs indirectamente por la presión de la Intifada” (Dajani 1994, 83).

Para la mayoría de lxs palestinxs, el público israelí y el gobierno constituían un objetivo estratégico secundario

Adam Keller, un activista por la paz israelí, dijo que la lucha palestina se debilitó porque lxs israelíes nunca percibieron como noviolento lo que estaba sucediendo dentro los territorios ocupados. La mayoría de las campañas de la resistencia civil palestina se llevaron a cabo en ciudades y pueblos dentro de los territorios ocupados. Estas campañas estuvieron en gran medida fuera de la vista de la mayoría de los israelíes. Keller añadía: “La mayoría de lxs israelíes no consideran que arrojar piedras sea noviolento, y esto es principalmente todo lo que siempre vieron.”[11]

“La mayoría de lxs israelíes no consideran que arrojar piedras sea noviolento, y esto es principalmente todo lo que siempre vieron.»

Mubarak Awad argumenta que la OLP podría haber alentado a lxs ciudadanxs palestinxs de Israel a iniciar un movimiento no violento por la igualdad de derechos de lxs ciudadanxs dentro de Israel y a apoyar la lucha palestina por la autodeterminación dentro de los territorios ocupados:

Apoyé ampliar la Intifada a Israel donde lxs palestinxs desde dentro luchen por los derechos civiles y los derechos humanos y la igualdad dentro de Israel. Pero la OLP dijo “de ninguna manera”. Estaba molesto con la OLP porque si tuviéramos una Intifada allá y aquí y en diferentes lugares podíamos ejercer tanta presión sobre Israel. Pero la OLP dijo “no”… Este fue un enorme error estratégico. Mostró la miopía de la OLP, que creía en la no injerencia en los asuntos internos de Israel.[12] 

«Apoyé ampliar la Intifada a Israel donde lxs palestinxs desde dentro luchen por los derechos civiles y los derechos humanos y la igualdad dentro de Israel. Pero la OLP dijo “de ninguna manera”.»

Azmi Bishara, palestino y exmiembro de la Knesset israelí, dijo que durante la Primera Intifada no hubo cooperación estratégica entre el LNUL y líderes de la comunidad árabe-israelí.[13] La principal campaña noviolenta que implicó una coordinación entre la OLP y lxs líderes israelíes, el episodio frustrado del Barco del Retorno, demostró el poder potencial de una alianza funcional entre las dos poblaciones de palestinxs.

Estados Unidos como un centro de gravedad clave

Al comienzo de la intifada, las imágenes de niñxs palestinxs enfrentándose a los tanques israelíes galvanizaron el apoyo internacional a la causa palestina, incluso dentro de los Estados Unidos. Estados Unidos votó dos veces en contra de Israel por su uso desproporcionado de la violencia y por su política de deportaciones al comienzo del levantamiento. Dr. Mark Lance, que fue activo en la organización norteamericana Detén la Ayuda Financiada por los Impuestos de los EEUU a Israel Ahora (SUSTAIN, siglas en inglés N.T.), dijo que la intifada tuvo un profundo impacto en los grupos de la sociedad civil estadounidense:

La intifada tuvo mucho éxito porque por primera vez dentro de los EEUU, lxs palestinxs fueron vistxs como víctimas de una agresión. La intifada fue presentada por los medios estadounidenses como un desplazamiento positivo fuera del terrorismo y hacia la resistencia noviolenta. Grupos progresistas por la paz estadounidenses, incluyendo aquellos que se habían opuesto a la guerra en Vietnam, comenzaron a discutir la ocupación israelí en el contexto de su trabajo de paz más amplio. Esta era la primera vez que esto había sucedido. Las imágenes de los medios ayudaron a construir un movimiento de base dentro de los EEUU. Por ejemplo, una coalición de grupos árabe-musulmanes, pequeños grupos judíos y grupos pacifistas y de justicia comenzaron a construir una coalición en torno a una solución de dos estados.[14] 

Una fuente de gran frustración para muchxs activistas solidarios dentro de los Estados Unidos, sin embargo, fue que Arafat y el liderazgo de la OLP nunca buscaron la creación de un movimiento de base mundial en apoyo de los derechos de lxs palestinxs como prioridad estratégica. Como Lance lo expresó sucintamente, “La OLP no era un CNA.”[15]

Tras la firma de los Acuerdos de Oslo, Ghassan Andoni dijo, “La OLP volvió y el pueblo palestino no prestó atención a los detalles como los asentamientos y Jerusalén. Mientras continuaba la confiscación de tierras, la OLP convenció a la gente de que estos eran solo «problemas de desarrollo» temporales de las negociaciones.”[16] Con las brutales asimetrías de poder entre lxs palestinxs dentro de los territorios ocupados y el gobierno israelí, la resistencia civil liderada por lxs palestinxs terminó prematuramente y fue reemplazada por una forma de resistencia menos participativa.

TABLA 5.2 CAMPAÑAS PALESTINAS NOVIOLENTA Y VIOLENTA COMPARADAS, 1987-1992

(si se consulta esta tabla desde un smartphone, activar el giro automático y visualizarla con la pantalla en horizontal)

. CAMPAÑA NOVIOLENTA CAMPAÑA VIOLENTA
PARTICIPACIÓN ESTIMADA CIENTOS DE MILES DECENAS DE MILES
PARTICIPANTES PRINCIPALES CLASE MEDIA
ESTUDIANTES E INTELECTUALES
SINDICATOS
EMPRESA PRIVADA
POBRES
GRUPOS DE MUJERES
GRUPOS ISLÁMICOS
MARXISTAS
DIÁSPORA PALESTINA
JUVENTUD MASCULINA
OLP E ISLAMISTAS
GRUPOS EXTREMISTAS
.
.
. .
. .
DIVERSIDAD TÁCTICA CLARA NO CLARA
APOYO DE ESTADO EXTERNO NO
SANCIONES INTERNACIONALES
EFECTOS DE LA REPRESIÓN DEL RÉGIMEN EFECTOS CONTRAPRODUCENTES SUPRESIÓN
RESULTADOS ÉXITO PARCIAL FRACASO

.

Manifestante de la segunda intifada
Manifestante se prepara para lanzar una piedra contra los jeeps del ejército israelí en Ramallah, en la Ribera Occidental ocupada, en el primer aniversario del comienzo de la segunda intifada el 28 de septiembre de 2001. (Getty, tomada de la web del Movimiento de Solidaridad Internacional – ISM-Francia)

CONCLUSIÓN

La Primera Intifada demuestra cómo una participación diversa y numerosa puede activar diferentes mecanismos que se traducen en ventajas sobre el oponente.

Debido a la participación activa de cientos de miles de participantes diversxs, la campaña noviolenta fue capaz de generar una importante presión política y económica sobre Israel y ganar audiencias simpatizantes dentro de Israel y en el extranjero. Esto contrasta con los elementos violentos de la campaña, que fueron relativamente homogéneos y desconectados de las palancas potenciales de cambio dentro de Israel y en el extranjero. La represión contra activistas noviolentxs generó indignación en casa y en el extranjero, pero las mismas audiencias percibieron la represión contra los elementos violentos como legítima.

La intifada también llama la atención sobre algunas dinámicas instructivas que ayudan a explicar su incapacidad para conseguir totalmente sus objetivos. En particular, la presencia simultánea de campañas violentas y la incapacidad de lograr la unidad interna socavaron su éxito. Este hallazgo refuerza nuestra proposición anterior de que mantener la disciplina en la acción noviolenta puede ser un requisito previo para el éxito. El fracaso probablemente no se debió enteramente a la eficacia de la respuesta israelí o a cualquier condición previa que condenara a la campaña a su final. Más bien, la mala gestión de la campaña de resistencia puede proporcionar una explicación del resultado equivalente o mejor.



El índice completo de todo el capítulo, se puede consultar aquí, y los enlaces a las distintas partes, también directamente aquí:

Estudio de caso: La primera intifada palestina (1)

Estudio de caso: La primera intifada palestina (2)

Estudio de caso: La primera intifada palestina (3)

Estudio de caso: La primera intifada palestina (4)


Artículo relacionado:



  1. Ghassan Andoni, entrevista de Maria Stephan, Beit Sahour, Cisjordania, 30 de Agosto de 2004.

  2. Los resultados estaban condicionados muy marcadamente por edad, con encuestadxs de mayor edad oponiéndose a la acción armada en mayores porcentajes. Es más, el apoyo a la acción armada fue mucho mayor en la Franja de Gaza que en Cisjordania, y muy superior entre lxs palestinxs que se oponían al proceso de paz con Israel.

  3. Randi Jo Land, “Una Paz Aparte?” Jerusalem Post, 20 de Junio de 1989.

  4. Miriam Jordan, “La Infancia Palestina Paga un Gran Precio Psicológico en el Levantamiento” Noticias Reuters, 20 de Julio 1990

  5. Gen. May. Shlomo Brom, entrevista de Maria Stephan, Centro Jaffee para Estudios Estratégicos, Universidad de Tel Aviv, 18 de agosto de 2004

  6. Radwan Abu Ayyash, entrevista de Maria Stehan, Ramala, Cisjordania, 5 de septiembre de 2004.

  7. “El peor error que podemos hacer es cargar al levantamiento con tareas que no puede gestionar, por que si fracasa en realizarlas, será considerado un fracaso… La major ayuda a la intifada es clarificar que no puede alcanzar objetivos estrátegicos, como acabar con la ocupación… Debemos pelear por intensificar el levantamiento hasta donde sea possible; pero la orden debe ser concebida para ser retirada, cuando las condiciones lo exijan, con el fin de avanzar de nuevo después” (líder palestino citado en Schiff y Ya’ari 1989, 259).

  8. Ghassan Andoni, entrevista de Maria Stephan, Beit Sahour, Cisjordania, 30 de agosto de 2004.

  9. Para un análisis detallado del papel de los colaboracionistas en la Primera Intifada, ver Rigby (1997).

  10. Radwan Abu Ayyash, entrevista de Maria Stephan, Ramala, Cisjordania, 5 de septiembre de 2004.

  11. Adam Keller, entrevista de Maria Stephan, Jolón, cerca de Tel Aviv, 8 de junio de 2003.

  12. Mubarak Awad, comentarios hechos durante la Conferencia Nacional acerca de las Sanciones Noviolentas en Conflicto y Defensa, Washington D.C., febrero de 1990.

  13. Dr Azmi Bishara, entrevista de Maria Stephan, Jerusalén Este, 4 de septiembre de 2004.

  14. Mark Lance, entrevista de Maria Stephan, Washington D.C., 7 de juniod e 2004.

  15. Lance describió la mayor debilidad el movimiento de solidaridad global: “Había problemas graves de coordinación. Había poca coordinación entre los activistas en el exterior y lxs palestinos en los territorios ocupados. Palestinos notorios como Edward Said y J. Ahmad se reunieron con Arafat ya en los 60 para convencerle de apoyar una estrategia noviolenta global. Pero Arafat no la apoyó. Era un asunto del control. Arafat quería ser visto como la cabeza de un movimiento militante. Esto difería muicho del Congreso Nacional Africano (CNA), que enviaba representantes a visitar campus universitarios en los EEUU. La OLP no hizo nada de esto –nunca se dirigió a los movimientos de base en los EEUU: Además, el Liderazgo Unido del Levantamiento (LNUL)no era una cara visible en la comunidad internaciona. Debido a que fue obligado a organzarse clandestinamente, nadie sabía nada acerca de él. El LNUL fue visto como una voz de la OLP” (ibid.).

  16. Ghassan Andoni, entrevista de Maria Stephan, Beit Sahour, Cisjordania, 23 de agosto de 2004.

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