La misma ideología que asesinó a Gandhi está negando sus logros históricos en la movilización noviolenta sin precedentes que tuvo lugar en los años 40 del pasado siglo, y lo hace en busca de remodelar el pasado, el presente y el futuro sociopolítico de la India. Se produciría así la segunda muerte de Gandhi. Precisamente es ese el título, La segunda muerte de Mahatma Gandhi, del artículo fuente de «The Diplomat», firmado por Ángel L. Martínez Cantera, que traemos hoy aquí traducido por enpiedepaz.org

Lo que busca cuestionar ese negacionismo del que trata el artículo es el objetivo mismo de la serie de acciones, con esa entidad masiva por vez primera en la historia de la humanidad, que conformaron la lucha noviolenta por la independencia de la India, más allá de las chocantes ideas espirituales o la mitificación del que ahora, al mismo tiempo, es criticado actualmente en occidente por sus posiciones morales más conservadoras. Pero es importante aclarar que el revisonismo supremacista sobre el desenlace de la campaña por la independencia al que hace referencia el artículo, sin embargo, está capitaneado por la extrema derecha indú.

La segunda muerte de Mahatma Gandhi


12 de febrero de 2020, Bombay/Mumbai – Las protestas persisten en la India meses después de que el gobierno aprobara una nueva ley de ciudadanía. La ley ha sido cuestionada en las calles por considerar que discrimina a la población musulmana al permitir que las personas inmigrantes de todas las principales religiones del sur de Asia, excepto el Islam, soliciten asilo en el país. En defensa del laicismo, millones de personas han enarbolado copias de la Constitución india, han izado carteles de Mahatma Gandhi y han sostenido otros símbolos de la exitosa lucha del país contra la opresión colonial.

Un indú sostiene la bandera nacional y muestra un retrato de Gandhi en una protesta contra "la segunda muerte de Gandhi"
Un hombre indú sostiene la bandera nacional y muestra un retrato de Mahatma Gandhi en su camisa mientras dirige a automovilistas al sitio de una protesta contra una nueva ley de ciudadanía que, según quienes se oponen a ella, amenaza la identidad secular de la India en Bangalore, India, el 8 de febrero de 2020. Crédito: Foto AP/Aljaz Rah

Tras semanas de represión estatal, el Primer Ministro Narendra Modi optó por contrarrestar las críticas de forma diferente el mes pasado.

«Sólo hemos puesto en práctica lo que los grandes luchadores por la libertad deseaban hacer. Hemos cumplido la voluntad de Gandhiji», dijo, utilizando el sufijo hindi de respeto.

En octubre de 2019, India celebró el 150 aniversario del nacimiento del «padre de la nación».

La mención de Modi a Mohandas Karamchand Gandhi se produjo apenas unos días antes del 30 de enero. En esa fecha de 1948, el pionero de la resistencia no violenta fue asesinado a tiros a plena luz del día por Nathuram Godse, un fanático hindú y miembro del Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS), un grupo religioso de derechas que posteriormente nutrió a Modi y a 38 de sus 53 ministros.

Defensor de los derechos civiles y fundador de la primera lucha de masas por medios pacíficos de la historia del mundo, Gandhi fue también un firme defensor del pluralismo religioso mundial.

El RSS y los grupos afines han anhelado una nación hindú desde la independencia de la India y quienes lo crítican dicen que el actual partido gobernante trabaja con ese objetivo. Tras su aplastante reelección en 2019, el Partido Bharatiya Janata (BJP) de Modi aplastó los derechos de Cachemira -la región de mayoría musulmana aislada desde la derogación de su autonomía el pasado agosto- y defendió una orden judicial que permitía la construcción de un templo hindú en el lugar de una mezquita centenaria que fue demolida en 1992 por una turba presuntamente dirigida por el RSS-BJP y sus asociados.

Defensor de los derechos civiles y fundador de la primera lucha de masas por medios pacíficos de la historia del mundo, Gandhi fue también un firme defensor del pluralismo religioso mundial. Rechazó la partición del subcontinente, dirigida por la ambición de las personas musulmanas indias deseosas de crear su propia nación: Pakistán. «¿Qué hay que celebrar? Esta vivisección de la Madre», escribió cuando India proclamó su independencia. Pero su oposición a la noción de Estado por motivos de fe también le granjeó la animosidad de los nacionalistas hindúes.

Pero su oposición a la noción de Estado por motivos de fe también le granjeó la animosidad de los nacionalistas hindúes.

«Modi invoca todo de Gandhi excepto la armonía hindú-musulmana, y éste fue el elemento más crucial de su obra», dice el renombrado historiador indio Ramachandra Guha, que publicó una biografía de Gandhi y fue detenido en una protesta contra la ley de ciudadanía. «No se puede tener a Einstein sin la relatividad. No se puede tener a Darwin sin la evolución. Y no puedes tener a Gandhi sin la armonía hindú-musulmana».

La apropiación indebida de Gandhi por parte de la actual clase política india, según los críticos, es sólo la última etapa de una estrategia ideológica que comenzó con su difamación y que, en última instancia, pretende reescribir la historia de la India.

Hindutva: reescribir la historia de la India

Un año después del asesinato de Gandhi, los miembros del RSS Godse y el co-conspirador Narayan Apte fueron ahorcados por el crimen. La liberación del resto de los culpables provocó una investigación. En 1969, la Comisión de Kanpur determinó que Vinayak Damodar Savarkar, líder del Hindu Mahasabha -grupo al que pertenecían los conspiradores- fue el autor intelectual del asesinato. Absuelto en el primer juicio por asesinato a pesar de sus vínculos con el grupo de asesinos, el ideólogo del nacionalismo supremacista hindú (Hindutva) fue declarado culpable a título póstumo por el testimonio de dos de sus allegados.

Foto de Mahatma Gandhi, del Museo Nacional Gandhi en Delhi.

El partido de Modi, el BJP, es el heredero político del Hindutva, y ha intentado blanquear la participación de Savarkar en el asesinato de Gandhi. El año pasado, el actual ministro del Interior y antiguo miembro del RSS, Amit Shah, pidió a quienes investigan la historia que la reescribieran atribuyendo a Savarkar su papel en la lucha por la independencia del país. Días antes de la petición de Shah, la unidad del BJP en el estado de Maharashtra anunció que propondría que se concediera a Savarkar el mayor premio civil de la India.

Respaldados por este revisionismo, la audacia de los radicales hindúes llega a glorificar al hombre que apretó el gatillo. Desde que el BJP subió al poder en 2014, el Hindu Mahasabha ha pedido que se construya un busto de Godse y un templo para que los fanáticos del Hindutva veneren al asesino de Gandhi en su «Día de la Valentía», el 30 de enero. En esa fecha, el año pasado, salió a la luz un vídeo en el que el secretario nacional del grupo disparaba a una efigie de Gandhi en medio de fuertes vítores.

Altos cargos del BJP apoyan abiertamente al asesino de Gandhi, mientras el partido gobernante de la India hace la vista gorda ante los actos que glorifican el terrorismo

Altos cargos del BJP apoyan abiertamente al asesino de Gandhi, mientras el partido gobernante de la India hace la vista gorda ante los actos que glorifican el terrorismo. Detenida en relación con la mortífera explosión de una mezquita en 2008, Pragya S. Thakur llama repetidamente a Godse patriota. El gobierno de Modi no solo retiró los cargos de terrorismo contra ella, sino que fue elegida para el parlamento en 2019. Este mes, el parlamentario y seguidor de Godse, A. K. Hegde, afirmó que la lucha por la libertad liderada por la satyagraha (fuerza de la verdad) de Gandhi se escenificó con el consentimiento británico.

Mientras los políticos nacionalistas hindúes difaman el legado de Gandhi, otros intentan alterar la historia por medios legales. En 2018, el fanático de Savarkar, Pankaj Phadnis, intentó reabrir el caso de asesinato en el Tribunal Supremo de la India, alegando una conspiración. Phadnis quiere enmendar los comentarios «adversos e infundados» que «difaman» la imagen del fundador del Hindutva. «La ideología que está detrás del asesinato hace una campaña sistemática para justificar el asesinato», argumenta el bisnieto de Gandhi, Tushar Gandhi, que escribió un libro titulado Matemos a Gandhi para contrarrestar estos rumores.

Tushar Gandhi, bisnieto de Mahatma Gandhi, en su casa en Mumbai

Pero las mentiras pueden acabar superando a la verdad si se alimentan sistemáticamente a las nuevas generaciones de la India. A finales del año pasado, el departamento de educación del estado oriental de Odisha publicó un folleto en el que se afirmaba que supuestamente «Gandhi murió debido a una secuencia accidental de acontecimientos». Un mes antes, los medios de comunicación también sacaron a la luz una escuela del estado occidental de Gujarat en la que se preguntaba a estudiantes de 15 años cómo «Gandhi se suicidó» como parte de un examen.

Un mes antes, los medios de comunicación también sacaron a la luz una escuela del estado occidental de Gujarat en la que se preguntaba a niños de 15 años cómo «Gandhi se suicidó» como parte de un examen.

Como denunció el director del Hindustan Times en 2001, la «talibanización de la educación» comenzó hace tiempo. El libro RSS, School Texts and the Murder of Mahatma Gandhi (RSS, textos escolares y el asesinato de Mahatma Gandhi) denuncia que el hindutva se inculca no sólo en las shakhas (escuelas teológicas hindúes), sino también en los planes de estudio de las escuelas públicas, a pesar de las denuncias de organismos autónomos como el Consejo Nacional de Investigación y Formación Educativa (NCERT) o los Consejos Indios de Ciencias Sociales e Investigación Histórica (ICSSR e ICHR).

«Los líderes del BJP y el RSS están desmantelando la educación pública liberal de la misma manera fascista que los alemanes nazis hicieron con la Universidad de Frankfurt y su academia en los años 30», afirma Aditya Mukherjee, profesor de historia contemporánea de la India en la Universidad Jawaharlal Nehru (JNU) y autor del libro mencionado. Mukherjee sostiene que contaminar el legado de Gandhi fue la piedra angular de los ideólogos del Hindutva: «El laicismo de Gandhi era el principal obstáculo para su objetivo: convertir la India en una [Nación] hindú reescribiendo nuestra historia». Pero no es el único.

Fundada en la supremacía cultural, la Hindutva también necesita afirmar el absolutismo religioso de la etnia hindú sobre el resto de las multifacéticas identidades culturales del país. En 2018, un informe de investigación descubrió que el gobierno de la India nombró un comité para demostrar que los hindúes descienden de los primeros habitantes del subcontinente y, eventualmente, argumentar que las antiguas escrituras hindúes son hechos, no mitos.

Fundada en la supremacía cultural, la Hindutva también necesita afirmar el absolutismo religioso de la etnia hindú sobre el resto de las multifacéticas identidades culturales del país

Hasta entonces, las políticas allanan el camino para remodelar el patrimonio de la India, de modo que la identidad hindú aleja la diversidad del subcontinente. Desde 2014, el BJP ha rebautizado innumerables espacios públicos con los de ideólogos hindúes o personajes de la mitología hindú, sustituyendo los títulos originales en urdu, una de las lenguas oficiales de la India. El urdu es también la lengua materna de muchos de los casi 200 millones de musulmanes indios que protestan contra las políticas discriminatorias del gobierno.

A medida que se va borrando el legado mogol impreso en las ciudades, calles y aeropuertos indios, también se va eliminando su patrimonio cultural. Hace dos años, el Taj Mahal no figuraba en el folleto turístico publicado por Uttar Pradesh, el estado en el que se encuentra. Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y posiblemente el monumento más emblemático de la India -que atrae a más de 6 millones de turistas cada año-, esta obra maestra es también un mausoleo mogol musulmán y ha sido despreciada por el ministro jefe del estado, Yogi Adityanath, por considerarla ajena a la cultura india.

Monje hindú conocido por su fanatismo antimusulmán, Adityanath, líder del BJP, personifica el núcleo del Hindutva. Siguiendo la línea argumental que llevó a la demolición de la Babri Masjid en 1992, ha afirmado que el Taj Mahal también era un templo hindú. Durante su mandato, Uttar Pradesh ha estado a la cabeza de los esfuerzos por cambiar el nombre de los espacios públicos y deshacerse del legado multifacético y multicultural de la India, siguiendo la tendencia de reescribir la historia del país.

Monje hindú conocido por su fanatismo antimusulmán, Adityanath, líder del BJP, personifica el núcleo del Hindutva

El pasado mes de diciembre, Uttar Pradesh se convirtió también en la única región, hasta el momento, que ha recibido una propuesta para rebautizar un distrito con el nombre de Nathuram Godse, el terrorista hindú que mató a Mahatma Gandhi, el primer líder indio que dio su vida en nombre de la armonía religiosa en la India moderna.

Foto de Mahatma Gandhi en su lecho de muerte, del Museo Nacional Gandhi en Delhi.

Ángel L. Martínez Cantera es un fotoperiodista freelance español afincado en Asia desde 2013. Tiene un máster en política internacional por la City University de Londres (Reino Unido) y está especializado en derechos humanos y desarrollo.

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