El hallazgo del estudio de las investigadoras Erica Chenoweth y María J. Stephan, Why Civil Resistance Works. The Strategic Logic of Nonviolent Conflict, acerca de la eficacia real de ciertas estrategias es contundente: la noviolencia es mucho más eficaz que la violencia. El estudio, que revolucionó el panorama de las ciencias políticas por la constatación con datos de lo que hasta ese momento parecía circunscribirse exclusivamente al debate ideológico, y que pasó a ser libro de cabecera del movimiento contra la extinción climática, no tenía, hasta ahora, traducción íntegra al castellano, y sólo se podía encontrar en esa lengua un paper de las investigadoras previo a la publicación de su trabajo científico en 2011, y del mismo título, «Porqué funciona la resistencia civil. La lógica estratégica del conflicto noviolento».

Su impacto se constataba de forma más directa por ello en el mundo anglosajón y su consecuente repercusión a escala global en esos críticos momentos venía dada por el hecho de que otra de las conclusiones del estudio era la certeza de que, superada una participación constante y comprometida del 3,5% de la población afectada por un conflicto, en las acciones noviolentas planificadas para su resolución, las campañas de resistencia civil triunfaban.

Entre la publicación de nuestro primer artículo sobre este estudio, hace justo dos años, y ahora, el Movimiento Pacifista Ucraniano viene insistiendo desde el inicio de la invasión rusa en tener en cuenta las estrategias de la resitencia civil noviolenta cuya eficacia en la preservación de la vida humana (y podemos decir de paso que también en la preservación del ecosistema planetario), como decíamos, demuestra contundentemente este estudio, cuya traducción iniciamos con esta primera entrega.

Listado de ilustraciones, listado de tablas, y reconocimientos

Puedes encontrar el listado de ilustraciones, listado de tablas, y reconocimientos, en este PDF

Índice (ver aquí el orden y enlaces de las entregas):

PARTE I: PORQUÉ FUNCIONA LA RESISTENCIA CIVIL

UNO EL ÉXITO DE LAS CAMPAÑAS DE RESISTENCIA NOVIOLENTA

EL ENIGMA

LA ARGUMENTACIÓN

LAS PRUEBAS

¿POR QUÉ COMPARAR LAS CAMPAÑAS DE RESISTENCIA NOVIOLENTAS CON LAS VIOLENTAS?

IMPLICACIONES ACADÉMICAS

La investigación del contexto de la resistencia civil

La cuadratura del círculo: ¿La eficacia de la violencia?

IMPLICACIONES MÁS AMPLIAS

PLANO DEL LIBRO

DOS LA PRIMACÍA DE LA PARTICIPACIÓN EN LA RESISTENCIA NOVIOLENTA

DEFINICIÓN DE PARTICIPACIÓN

¿CÓMO MOVILIZAR?

Barreras Físicas

Dificultades informativas

Barreras morales

Problemas de compromiso

PARTICIPACIÓN Y ÉXITO VAN DE LA MANO

PARTICIPACIÓN Y MECANISMOS DE PRESIÓN POLÍTICA

Coerción

Cambios de lealtad

Cálculo contraproducente

Sanciones internacionales y apoyo externo

Diversidad táctica e innovación

Evasión y Resiliencia

¿QUÉ FACTORES IMPORTAN MÁS? EXPLICACIÓN DEL ÉXITO DE LA RESISTENCIA CIVIL

¿CUÁNDO TIENEN ÉXITO LAS CAMPAÑAS VIOLENTAS?: ALGUNOS ANÁLISIS CLAVE

CONCLUSIÓN

TRES EXPLORANDO EXPLICACIONES ALTERNATIVAS DEL ÉXITO DE LA RESISTENCIA CIVIL

PRUEBA DE LAS EXPLICACIONES ESTRUCTURALES PARA EL ÉXITO

¿RIVALES DIFÍCILES?

Oponentes autoritarios

Oponentes poderosos

Oponentes represores

¿METAS DIFÍCILES?

¿TIEMPOS Y LUGARES DIFÍCILES?

¿LAS CAMPAÑAS NO VIOLENTAS SURGEN SÓLO CUANDO LA VICTORIA ES PROBABLE?

Algunas pruebas cualitativas: unos cuantos ejemplos ilustrativos

Pruebas de endogeneidad: una evaluación de N-largo (a gran escala)

CONCLUSIÓN

PARTE II: ESTUDIO DE CASOS

INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE CASOS

PROCEDIMIENTO DE ESTUDIO DE CASOS

PLAN DE ESTUDIO DE CASOS

CUATRO LA REVOLUCIÓN IRANÍ, 1977-1979

EL PREPARATORIO DE UNA REVOLUCIÓN

Oposición temprana: década de los 60

Desafío islamista

Resistencia guerrillera

UNA NUEVA FORMA DE PROTESTA

“El Sha debe irse”

La red del ulema-bazarí y la movilización de masas de 1978

El Sha ofrece concesiones

El incendio de Abadán y el Viernes Negro

Ley marcial y huelga general

Neutralización de las fuerzas de seguridad

El Sha huye; Jomeini regresa

Irán después de la revolución

ANÁLISIS

CONCLUSIÓN

CINCO LA PRIMERA INTIFADA PALESTINA, 1987-1992

LOS ORÍGENES DE LA RESISTENCIA A LA OCUPACIÓN ISRAELÍ (1967-1987)

Lucha armada de la OLP

La primera intifada

Israel y la OLP sorprendidos

El Liderazgo de Unidad Nacional del Levantamiento

La ciudadanía palestina de Israel reacciona

El desafío islamista

La política ‘Fuerza, Poder, y Golpes’ resulta contraproducente

Victoria política: Jordania rompe lazos con Cisjordania

Declaración de Independencia y Respuesta Internacional

La resistencia civil continua y aumento de la violencia

La Guerra del Golfo de 1990-1991 y la Conferencia de Madrid

1992 elección de Yitzhak Rabin

Los Acuerdos de Oslo de 1993

ANÁLISIS

Participación en la resistencia de base civil

El impacto en la sociedad israelí y en la región

Debilidades de la resistencia civil palestina

Fracaso en lograr la unidad

Violencia indisciplinada

Fracaso en la extensión del campo de batalla noviolento

Estados Unidos como principal centro de gravedad

CONCLUSIÓN

SEIS EL MOVIMIENTO POPULAR FILIPINO DE 1983-1986

PAUTA Y MUERTE DE FERDINAND MARCOS

Actividad de protesta temprana

Desafíos armados al régimen

Ley marcial

Oposición reformista y clandestina

La Iglesia Católica y la Organización de Base

Elecciones de 1978

Los moderados recurren a la violencia

Crisis económica y divisiones de élite

Asesinato de Benigno

Elecciones de 1984

Elecciones anticipadas

Triunfa el poder popular

ANÁLISIS

CONCLUSIÓN

SIETE POR QUÉ A VECES FALLA LA RESISTENCIA CIVIL: EL LEVANTAMIENTO BIRMANO, 1988–1990

DE LA DEMOCRACIA INNOVADORA A LA DICTADURA

Golpe militar y ley marcial

EL FRENTE DEMOCRÁTICO NACIONAL

1987 “jingles”

El ascenso de Aung San Suu Kyi

18 de septiembre Golpe SLORC

ANÁLISIS

Participación y desorganización de la campaña

Falta de cambios de lealtad

Sin soporte externo

CONCLUSIÓN

RESUMEN DE LOS CASOS ESTUDIADOS

COMPARACIÓN DE CAMPAÑAS NO VIOLENTAS Y VIOLENTAS

COMPARACIÓN DE CAMPAÑAS NO VIOLENTAS EXITOSAS Y FRACASADAS

PARTE III: LAS IMPLICACIONES DE LA RESISTENCIA CIVIL

OCHO DESPUÉS DE LA CAMPAÑA: LAS CONSECUENCIAS DE RESISTENCIA NO VIOLENTA Y VIOLENTA

LOS REQUISITOS DE LA DEMOCRACIA

LOS REQUISITOS PARA LA PAZ CIVIL

LAS CONSECUENCIAS DE LAS INSURGENCIAS VIOLENTAS

Los efectos de la insurgencia violenta exitosa en la democracia

Prueba de los efectos del tipo de resistencia en la democracia postconflicto

TRASCENDENCIA

NUEVE CONCLUSIÓN

IMPORTANCIA PARA LA POLÍTICA

Las implicaciones para los insurgentes

Prueba de los efectos del tipo de resistencia en la democracia postconflicto

EPÍLOGO

APÉNDICE

NOTAS

REFERENCIAS

INDÍCE ALFABÉTICO



PARTE I: PORQUÉ FUNCIONA LA RESISTENCIA CIVIL

UNO EL ÉXITO DE LAS CAMPAÑAS DE RESISTENCIA NOVIOLENTA

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La noviolencia está bien mientras funciona.

MALCOM X

EN NOVIEMBRE DE 1975, el presidente de Indonesia, Suharto, ordenó una invasión a gran escala de Timor Oriental, alegando que los nacionalistas del grupo izquierdista que había declarado la independencia de Timor Oriental un mes antes, el Frente Revolucionario para un Timor Oriental Independiente (Fretilin), eran un amenaza comunista para la región. El brazo armado del Fretilin, las Forças Armadas de Libertação Nacional de Timor-este (Falintil), lideró la inicial resistencia a las fuerzas de ocupación indonesias en una guerra convencional y de guerrilla. Usando armas abandonadas por las tropas portuguesas[1], las tropas de Falintil libraron la lucha armada desde la región selvática montañosa de Timor Oriental. Pero Falintil no ganaría la partida. A pesar de algunos éxitos iniciales, para 1980 la brutal campaña de contrainsurgencia de Indonesia había diezmado la resistencia armada junto con casi un tercio de la población de Timor Oriental[2].

Sin embargo, casi dos décadas después, un movimiento de resistencia noviolenta ayudó a expulsar con éxito a las tropas indonesias de Timor Oriental y a conseguir la independencia para el territorio anexionado. El Frente Clandestino, una organización originalmente concebida como una red de apoyo al movimiento armado, con el tiempo invirtió los roles y se convirtió en la fuerza impulsora de la resistencia noviolenta e independentista. A partir de 1988, el Frente Clandestino, que surgió de un movimiento juvenil de Timor Oriental, desarrolló una gran red descentralizada de activistas, que planeó y ejecutó varias campañas noviolentas dentro de Timor Oriental, en Indonesia, e internacionalmente. Estas incluyeron protestas sincronizadas con las visitas de diplomáticos y dignatarios, sentadas dentro de las embajadas extranjeras, y acciones de solidaridad internacional que reforzaron el activismo noviolento dirigido por timorenses.

Sin embargo, casi dos décadas después, un movimiento de resistencia noviolenta ayudó a expulsar con éxito a las tropas indonesias de Timor Oriental y a conseguir la independencia para el territorio anexionado

El régimen indonesio reprimió este movimiento, continuando con su típica manera de abordar los desafíos violentos y noviolentos internos. Pero la represión tuvo el efecto contrario al perseguido. Tras la muerte en noviembre de 1991 de más de doscientas personas manifestantes noviolentas timorenses a manos de las tropas indonesias en Dili, la campaña independentista experimentó un giro de guión. La masacre, que fue captada por un cámara británico, se retransmitió rápidamente por todo el mundo, causando indignación e incitando a las gentes timorenses orientales a repensar su estrategia (Kohen 1999; Martín, Varney y Vickers 2001). La intensificación de las protestas noviolentas y el traslado de la resistencia a Indonesia propiamente dicha se convirtieron en los componentes principales de la nueva estrategia.

Suharto fue derrocado en 1998 después de una crisis económica y de un levantamiento popular masivo y el nuevo líder de Indonesia, B. J. Habibie, rápidamente llevó a cabo una serie de reformas políticas y económicas diseñadas para restaurar la estabilidad y credibilidad internacional al país. Hubo una tremenda presión internacional sobre Habibie para que resolviera el problema de Timor Oriental, que se había convertido en un vergonzoso tema diplomático, por no mencionar una enorme carga para los presupuestos de Indonesia. Durante un referéndum de 1999, casi el 80 por ciento de los votantes de Timor oriental optaron por la independencia. Tras el referéndum, milicias con respaldo indonesio lanzaron una campaña de tierra quemada, que provocó destrucción y desplazamientos masivos. El 14 de septiembre de 2000, el Consejo de Seguridad de la ONU votó por unanimidad la autorización de una fuerza internacional liderada por Australia para Timor Este[3].

La Administración de Transición de las Naciones Unidas para Timor Oriental supervisó un período de transición de dos años antes de que Timor Oriental se convirtiera en el más reciente estado independiente del mundo en mayo de 2002 (Martin 2000). Aunque un pequeño número de las guerrillas Falintil (cuyos objetivos habían sido estrictamente militares) retuvieron sus armas hasta el final, no fue su resistencia violenta lo que liberó el territorio de la ocupación indonesia. Como un miembro del Frente Clandestino explicó, “El Falintil era un símbolo importante de resistencia y su presencia en las montañas ayudó a levantar la moral, pero la lucha noviolenta finalmente nos permitió alcanzar la victoria. Toda la población luchó por la independencia, incluso lxs indonesixs, y esto fue decisivo.”[4]

De manera similar, en las Filipinas a finales de los 70, varios grupos guerrilleros revolucionarios iban ganando fuerza constantemente. El Partido Comunista de las islas Filipinas y su Nuevo Ejército del Pueblo (NPA) se inspiraba en la ideología marxista-leninista-maoísta y perseguía la revolución armada para alcanzar el poder. Los ataques militares patrocinados por el estado contra el NPA dispersaron la resistencia guerrillera hasta que el NPA abarcó todas las regiones del país. El gobierno filipino lanzó un esfuerzo concertado de contrainsurgencia, y el NPA no fue nunca capaz de alcanzar el poder.

En el período previo a las elecciones, Aquino demandó una disciplina noviolenta, dejando claro que los ataques violentos contra las personas opositoras no serían tolerados.

A principios de la década de 1980, sin embargo, quienes eran integrantes de la oposición comenzaron a buscar una estrategia diferente. En 1985 la oposición reformista se unió bajo la bandera de UNIDO (Organización Democrática Nacionalista Unida) con Cory Aquino como su candidata presidencial. En el período previo a las elecciones, Aquino demandó una disciplina noviolenta, dejando claro que los ataques violentos contra las personas opositoras no serían tolerados. Los líderes de la iglesia, de manera similar, insistieron en disciplina, mientras que el Movimiento Nacional Ciudadano por unas Elecciones Libres formó a medio millón de voluntarixs para monitorear las elecciones.

Cuando Marcos se declaró ganador de las elecciones de 1986 a pesar de las contrademandas de lxs contrincantes electorales, Cory Aquino lideró un mitin de 2 millones de filipinxs, proclamando la victoria para sí misma y para “el pueblo”. Al día siguiente de la toma de posesión por parte de Marcos, la población filipina participó en una huelga general, un boicot a los medios estatales, una demanda de dinero masiva de los bancos controlados por el estado, un boicot a las empresas colaboradoras con el régimen y otras actividades noviolentas.

…la población filipina participó en una huelga general, un boicot a los medios estatales, una demanda de dinero masiva de los bancos controlados por el estado, un boicot a las empresas colaboradoras con el régimen y otras actividades noviolentas.

Una facción disidente de los militares señaló que apoyaba a la oposición en su lucha, alentando a la oposición el 25 de febrero a formar un gobierno paralelo con Aquino a la cabeza. Masas de civiles filipinxs desarmados, incluyendo monjas y sacerdotes, rodearon los cuarteles donde los soldados rebeldes estaban acuartelados, formando un amortiguador entre esos soldados y aquellos que se mantuvieron fieles a Marcos. La administración del presidente Ronald Reagan se cansó de apoyar a Marcos y comunicó su apoyo al movimiento de oposición. Esa noche, helicópteros militares estadounidenses transportaron a Marcos y su familia a Hawai, donde permanecieron en el exilio. Aunque Filipinas ha experimentado una difícil transición a la democracia, la campaña noviolenta logró acabar con la dictadura de Marcos. Donde la insurgencia violenta había fracasado solo unos años antes, el movimiento Poder Popular triunfó.

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EL ENIGMA

Los relatos anteriores presentan enigmas empíricos tanto específicos como generales. Específicamente, nos preguntamos por qué la resistencia noviolenta ha tenido éxito en algunos casos en los que la resistencia violenta había fracasado en los mismos estados, como los movimientos violentos y las campañas noviolentas a favor de la independencia en Timor Oriental o las campañas por el cambio de régimen en Filipinas. Podemos preguntarnos además por qué la resistencia noviolenta en algunos estados falla durante un período (como la Campaña de Desafío de la década de 1950 por activistas antiapartheid en Sudáfrica) y luego tiene éxito décadas más tarde (como la lucha anti apartheid a principios de los 90).

…nos preguntamos por qué la resistencia noviolenta ha tenido éxito en algunos casos en los que la resistencia violenta había fracasado en los mismos estados…

Estas dos preguntas específicas ponen el foco sobre una indagación más amplia, que es el punto central de este libro. Buscamos explicar dos fenómenos relacionados: porqué la resistencia noviolenta a menudo tiene éxito en comparación con la resistencia violenta, y en qué condiciones, la resistencia noviolenta tiene éxito o fracasa.[5]

De hecho, los debates sobre la lógica estratégica de los diferentes métodos de acción y lucha no tradicional se han puesto de moda recientemente entre los estudios académicos (Abrahms 2006; Arreguín-Toft 2005; Byman y Waxman 1999, 2000; Dashti-Gibson, Davis y Radcliff 1997; Drury 1998; Horowitz y Reiter 2001; Lyall y Wilson 2009; Merom 2003; Pape 1996, 1997, 2005; Stoker 2007). En muchas de estas valoraciones, no obstante, está implícita la suposición de que el medio más contundente y eficaz de lucha política implica la amenaza o el uso de la violencia. Por ejemplo, una opinión predominante entre los politólogos es que los movimientos de oposición escogen el terrorismo y las estrategias de insurgencia violenta porque tales medios son más efectivos que las estrategias noviolentas para lograr los objetivos políticos (Abrahms 2006, 77; Pape 2005). A menudo, la violencia se considera un último recurso o un mal necesario a la luz de situaciones desesperadas. Otros estudios se centran en la eficacia del poder militar, sin compararlo con formas alternativas de poder (Brooks 2003; Brooks y Stanley 2007; Desch 2008; Johnson y Tierney 2006).

A pesar de estos supuestos, en los últimos años poblaciones civiles organizadas han utilizado con éxito métodos de resistencia noviolenta, incluidos boicots, huelgas, protestas y no cooperación organizada para exigir concesiones políticas y desafiar al poder enquistado. Por nombrar algunos, sanciones noviolentas sostenidas y sistemáticas, han derrocado regímenes autocráticos tras procesos electorales amañados en Serbia, (2000), Madagascar (2002), Georgia (2003) y Ucrania (2004–2005); pusieron fin a una ocupación extranjera en el Líbano (2005) y forzaron al Monarca de Nepal a realizar importantes concesiones constitucionales (2006). En los primeros dos meses de 2011, los levantamientos populares noviolentos en Túnez y Egipto sacaron del poder a regímenes consolidados hacía décadas. Mientras este libro es enviado a la imprenta, las expectativas de que el poder popular transforme el Oriente Medio siguen siendo reales.

…analizamos 323 campañas de resistencia violenta y noviolenta entre 1900 y 2006. Entre ellas hay más de cien importantes campañas de organización noviolenta desde 1900, cuya frecuencia ha aumentado con el tiempo…

En nuestra muestra de datos Campañas Violentas y Noviolentas y Resultados (NAVCO), analizamos 323 campañas de resistencia violenta y noviolenta entre 1900 y 2006.[6] Entre ellas hay más de cien importantes campañas de organización noviolenta desde 1900, cuya frecuencia ha aumentado con el tiempo. Además de su creciente frecuencia, las tasas de éxito de las campañas noviolentas han aumentado. ¿En qué se diferencia esto con las insurgencias violentas? Se podría suponer que las tasas de éxito pueden haber aumentado tanto entre las insurgencias noviolentas como entre las violentas. Pero en nuestros datos encontramos lo contrario: aunque persisten, las tasas de éxito de las insurgencias violentas han disminuido.

El hallazgo más sorprendente es que entre 1900 y 2006, las campañas de resistencia noviolenta tuvieron casi el doble de posibilidades de lograr resultados totales o parciales de éxito que sus contrapartes violentas. Como argumentamos en el capítulo 3, los efectos del tipo de resistencia sobre la probabilidad de éxito de la campaña son robustos incluso cuando tenemos en cuenta posibles factores de confusión, como el tipo de régimen objeto, la represión y las capacidades del régimen objeto.[7]

El hallazgo más sorprendente es que entre 1900 y 2006, las campañas de resistencia noviolenta tuvieron casi el doble de posibilidades de lograr resultados totales o parciales de éxito que sus contrapartes violentas.

Los resultados empiezan a diferir sólo cuando consideramos los objetivos de las propias campañas de resistencia. Entre las 323 campañas, en el caso de las campañas de resistencia contra el régimen, el uso de una estrategia noviolenta aumenta considerablemente la probabilidad de éxito. Entre las campañas con objetivos territoriales, como la lucha contra la ocupación o la autodeterminación, las campañas noviolentas también tienen una ligera ventaja. Entre los pocos casos de gran resistencia que no caen en ninguna categoría (campañas contra el apartheid, por ejemplo), la resistencia noviolenta tiene el monopolio del éxito.

La única excepción es la secesión, en la que la resistencia noviolenta conduce al éxito con menos frecuencia que la insurgencia violenta. Aunque las campañas noviolentas de secesión no han tenido éxito, sólo cuatro de las cuarenta y una campañas de secesión violenta lo han tenido (menos del 10 por ciento), tampoco una cifra espectacular. La implicación es que las campañas que buscan la secesión tienen una probabilidad muy elevada de carecer de éxito, independientemente de si emplean tácticas noviolentas o violentas. Exploramos varios factores que podrían influir en estos resultados en el capítulo 3. Es evidente, sin embargo, que especialmente entre las campañas que buscan cambio de régimen o liberación de una ocupación extranjera, la resistencia noviolenta ha sido estratégicamente superior. El éxito de estas campañas noviolentas—especialmente a la luz de las insurgencias violentas duraderas que tienen lugar en muchos de los mismos países- exige una exploración sistemática.

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FIGURA 1.1 FRECUENCIA DE AÑOS DE FINALIZACIÓN DE CAMPAÑAS NOVIOLENTAS Y VIOLENTAS

FIGURA 1.2 NÚMERO DE CAMPAÑAS NOVIOLENTAS Y PORCENTAJE DE ÉXITOS, 1940–2006

FIGURA 1.3 TASAS DE ÉXITO POR DÉCADA, 1940–2006

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.FIGURA 1.4 TASAS DE ÉXITO, ÉXITO PARCIAL Y FRACASO

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FIGURA 1.5 TASAS DE ÉXITO POR OBJETIVO DE CAMPAÑA

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Este libro investiga las razones por las que, a pesar de la percepción convencional contraria, las campañas de resistencia civil han sido más efectivas en comparación con sus homólogas violentas.

Este libro investiga las razones por las que, a pesar de la percepción convencional contraria, las campañas de resistencia civil han sido más efectivas en comparación con sus homólogas violentas. También consideramos las razones por las cuales algunas campañas noviolentas no han logrado sus objetivos declarados, y las razones por las cuales las insurgencias violentas a veces tienen éxito.

LA ARGUMENTACIÓN

Nuestro punto central es que las campañas noviolentas tienen en la mayor participación una ventaja sobre las insurgencias violentas, lo cual es un factor importante para determinar los resultados de la campaña. Los obstáculos morales, físicos, informativos y de compromiso a la participación son mucho menores con la resistencia noviolenta que con la insurgencia violenta. Unos mayores niveles de participación contribuyen a desencadenar una serie de mecanismos necesarios para el éxito, incluyendo un aumento de la resiliencia, mayores probabilidades de innovación táctica, la expansión de la revuelta cívica (aumentando así los costos para el régimen de mantener el status quo), y cambios de lealtad que involucran a los antiguos partidarios del oponente, incluidos los miembros de las fuerzas de seguridad. Una mayor movilización entre los simpatizantes de la zona es una fuente de poder más fiable que los aliados externos que muchas campañas violentas deben conseguir para compensar su falta de participantes.

Nuestro punto central es que las campañas noviolentas tienen en la mayor participación una ventaja sobre las insurgencias violentas, lo cual es un factor importante para determinar los resultados de la campaña.

Además, encontramos que las transiciones que tienen lugar a raíz del éxito de los movimientos de resistencia noviolenta construyen democracias más duraderas y con menos conflictos internos que las transiciones provocadas por insurgencias violentas. En general, las campañas de resistencia noviolenta son más efectivas en la obtención de resultados y, una vez que han triunfado, es más probable que establezcan regímenes con menor probabilidad de recaída en la guerra civil.

Situando nuestra argumentación entre la literatura acerca de la guerra asimétrica, las políticas de confrontación y la acción noviolenta estratégica, explicamos la relativa efectividad de la resistencia noviolenta de la siguiente manera: las campañas de resistencia noviolenta facilitan la participación activa de muchas más personas que las campañas violentas, ampliando así la base de la resistencia y elevando los costos para los oponentes en la preservación del statu quo. La participación masiva de civiles en una campaña noviolenta es más probable que tenga efectos no previstos al ser reprimida, alentando cambios de lealtad entre las personas partidarias del régimen y proporcionando a las personas líderes de la resistencia una carta más variada de opciones tácticas y estratégicas. Para las élites de los regímenes, quienes partícipan en la resistencia civil pueden parecer más creíbles en una negociación que lxs insurgentes violentxs, lo que aumenta la posibilidad de ganar concesiones.

Sin embargo, también sabemos que las campañas de resistencia no cuentan con la garantía de tener éxito simplemente porque sean noviolentas. Una de cada cuatro campañas noviolentas desde 1900 fue un fracaso total. En resumen, sostenemos que las campañas noviolentas no logran sus objetivos cuando son incapaces de superar el reto de la participación, cuando no logran incorporar una adhesión robusta, diversa y con base amplia que pueda erosionar la base de poder del adversario y permanecer resiliente frente a la represión.

En resumen, sostenemos que las campañas noviolentas no logran sus objetivos cuando son incapaces de superar el reto de la participación, cuando no logran incorporar una adhesión robusta, diversa y con base amplia que pueda erosionar la base de poder del adversario y permanecer resiliente frente a la represión.

Además, más de una de cada cuatro campañas violentas ha tenido éxito. Investigamos brevemente la cuestión de por qué las campañas violentas a veces tienen éxito. Mientras que el éxito de las campañas noviolentas tiende a depender más de factores locales, las insurgencias violentas tienden a tener éxito cuando logran apoyo externo o cuando presentan una característica central del éxito de las campañas noviolentas, que es un apoyo popular masivo. La presencia de un valedor exterior combinado con un régimen adversario débil o depredador puede mejorar la credibilidad de las insurgencias violentas, que pueden constituir una amenaza para el régimen oponente. La credibilidad ganada a través del apoyo externo también puede aumentar el atractivo para reclutas potenciales, lo que permite que las insurgencias movilicen más participantes contra el oponente. El apoyo internacional es, sin embargo, un arma de doble filo. Los estados extranjeros valedores pueden ser aliados volubles y poco fiables, la protección de un estado puede producir una falta de disciplina entre los insurgentes y exacerbar problemas con los oportunistas (Bob 2005; Byman 2005).

LAS PRUEBAS

Sometemos a escrutinio varios tipos diferentes de evidencia para apoyar nuestro argumento, incluyendo evidencia estadística del conjunto de datos NAVCO y evidencia cualitativa de cuatro estudios de caso: Irán, los Territorios Palestinos, Birmania y las Filipinas.

Es pertinente aquí definir brevemente los términos a los que nos referiremos constantemente en este libro. En primer lugar, debemos distinguir entre tácticas violentas y noviolentas. Como se señaló anteriormente, existen algunas dificultades con la caracterización de una campaña como violenta y otra como noviolenta. En muchos casos, ambos tipos existen simultáneamente entre grupos en competencia. A menudo, quienes emplean la violencia en los movimientos de masas son miembros de grupos marginales que actúan independientemente o desafiando al liderazgo principal; o son agentes provocadores utilizados por el adversario para provocar a la resistencia desarmada a adoptar la violencia (Zunes 1994). En otras ocasiones, a menudo algunos grupos usan métodos de resistencia violentos y noviolentos durante el curso de su existencia, como ocurrió con el CNA en Sudáfrica. Caracterizar una campaña como violenta o noviolenta simplifica una compleja constelación de métodos de resistencia.

Caracterizar una campaña como violenta o noviolenta simplifica una compleja constelación de métodos de resistencia.

No obstante, es posible caracterizar una campaña como principalmente noviolenta basada en la primacía de los métodos de resistencia noviolenta y la naturaleza de la participación en esa forma de resistencia

No obstante, es posible caracterizar una campaña como principalmente noviolenta basada en la primacía de los métodos de resistencia noviolenta y la naturaleza de la participación en esa forma de resistencia. Sharp define la resistencia noviolenta como “una técnica de acción sociopolítica para aplicar el poder en un conflicto sin el uso de la violencia” (1999, 567). El término resistencia implica que las campañas de interés son no institucionales y generalmente con un carácter de confrontación. En otras palabras, estos grupos están usando tácticas que están fuera del proceso político convencional (votación, grupos de interés, organización o grupos de presión). Aunque los métodos institucionales de acción política acompañan a menudo a las luchas noviolentas, escribe el sociólogo Kurt Schock, la acción noviolenta tiene lugar fuera de los límites de los canales políticos institucionales (2003, 705).[8]

Nuestro estudio se centra en cambio en un tipo de actividad política que deliberada o necesariamente elude los canales políticos normales y emplea formas de acción no institucionales (y a menudo ilegales) contra un oponente. La resistencia civil emplea métodos sociales, psicológicos, económicos y políticos, incluyendo boicots (sociales, económicos, y políticos), huelgas, protestas, sentadas, alejamientos, y otros actos de desobediencia civil y no cooperación para movilizar grupos que se opongan o apoyen diferentes políticas, para deslegitimar adversarios, y para eliminar o restringir las fuentes de poder de los adversarios (Sharp 1973). [9] La resistencia noviolenta consiste en actos de omisión, actos de comisión, y una combinación de ambos (Sharp 2005).[10]

Nuestro estudio se centra en cambio en un tipo de actividad política que deliberada o necesariamente elude los canales políticos normales y emplea formas de acción no institucionales (y a menudo ilegales) contra un oponente

Caracterizamos la resistencia violenta como una forma de contienda política y un método de ejercer el poder que, como la resistencia noviolenta, opera fuera de canales políticos normales. Mientras que los militares convencionales utilizan la violencia para promover objetivos políticos, en este libro nos ocupamos del uso de estrategias violentas no convencionales utilizadas por actores no estatales.[11] Estas estrategias se muestran en tres categorías principales de guerra no convencional: revoluciones, complots (o golpes de Estado) e insurgencias, que difieren según el nivel de planificación premeditada, dilatación en el tiempo y medios para derrocar al orden existente.[12] El sistema de armas disponible para un insurgente armado es muy diferente de la de su análogo noviolento. Las tácticas violentas incluyen bombardeos, tiroteos, secuestros, sabotaje físico como la destrucción de infraestructura y otros tipos de daños físicos a personas y bienes. Sin embargo, los casos que examinamos no incluyen golpes militares, ya que estamos principalmente interesadas en actores subestatales que no son parte del estado. Tanto las campañas violentas como las noviolentas persiguen tomar el poder por la fuerza, aunque el método para ello difiere entre los diferentes tipos de resistencia.

El listado de campañas noviolentas se reunió inicialmente a partir de una extensa revisión de la literatura sobre el conflicto noviolento y los movimientos sociales. Después estos datos fueron corroborados con múltiples fuentes, incluyendo enciclopedias, estudios de casos y una bibliografía completa sobre la resistencia civil noviolenta por April Carter, Howard Clark y Michael Randle (2006). Finalmente, nosotras consultamos a personas expertas en este campo, que sugirieron cualquier otro conflicto reseñable. La lista resultante incluye importantes campañas que son principalmente o enteramente noviolentas. Las campañas en las que una cantidad significativa de violencia tuvo lugar no se consideran noviolentas.

El listado de campañas noviolentas se reunió inicialmente a partir de una extensa revisión de la literatura sobre el conflicto noviolento y los movimientos sociales. Después estos datos fueron corroborados con múltiples fuentes…

Los datos de campañas violentas se derivan principalmente de las actualizaciones de Kristian Gleditsch (2004) a la base de datos Correlates of War (COW) sobre guerras intraestatales, la base de datos de insurgencias de Jason Lyall e Isaiah Wilson (2009), y el listado de Kalev Sepp (2005) de las principales operaciones de contrainsurgencia. El conjunto de datos COW requiere que todos los grupos combatientes estén armados y se hayan confirmado mil muertes en combate durante el curso del conflicto, lo que sugiere que el conflicto es necesariamente violento.

Este estudio considera una característica adicional. Las campañas noviolentas y violentas se utilizan para promover una serie de objetivos políticos diferentes, que van desde el aumento de las libertades personales para obtener mayores derechos o privilegios para un grupo étnico hasta exigir la independencia nacional. Sin embargo, este proyecto se ocupa principalmente de tres específicas, intensas y extremas formas de resistencia: campañas contra regímenes, contra ocupaciones y de secesión. Estos tipos de campaña se eligen por varias razones. En primer lugar, proporcionan una categoría de casos relevantes de resistencia civil. Las luchas contra un régimen, anti-invasión y por la autodeterminación se asocian típicamente en la literatura con la violencia, mientras que los movimientos de derechos civiles y otros estrictamente de derechos humanos son más comúnmente asociados con métodos noviolentos. Sin embargo, en este estudio argumentamos que la resistencia noviolenta se puede utilizar para lograr objetivos políticos más comúnmente identificados con las insurgencias violentas.

…los movimientos de derechos civiles y otros estrictamente de derechos humanos son más comúnmente asociados con métodos noviolentos. Sin embargo, en este estudio argumentamos que la resistencia noviolenta se puede utilizar para lograr objetivos políticos más comúnmente identificados con las insurgencias violentas.

El éxito y el fracaso también son resultados complejos, sobre los cuales se ha escrito mucho (Baldwin 2000). Para nuestro estudio, para que una campaña sea considerada un “éxito” tenía que cumplir dos condiciones: el pleno logro de sus objetivos declarados (cambio de régimen, desaparición de la ocupación o secesión) no más allá de un año del pico de actividades y un efecto perceptible en el resultado, de modo que el resultado fuera consecuencia directa de las actividades de la campaña (Pape 1997).[13] La segunda condición es importante porque en algunos casos el resultado deseado tuvo lugar principalmente debido a otras condiciones. La resistencia griega contra la ocupación nazi, por ejemplo, no está codificada como un éxito total a pesar de que los nazis finalmente se retiraron de Grecia. Aunque efectiva en muchos aspectos, la resistencia griega por sí sola no puede ser tomada en consideración por el resultado definitivo del fin de la influencia nazi sobre Grecia puesto que la retirada nazi fue resultado de la victoria aliada y no únicamente de la resistencia griega.

El término campaña también es algo polémico como unidad de análisis. Siguiendo a Ackerman y Kruegler (1994, 10-11), definimos una campaña como una serie de tácticas observables y continuadas en la búsqueda de un objetivo político. Una campaña puede durar en cualquier lugar desde días hasta años. Las campañas tienen un liderazgo identificable y a menudo tienen nombres, diferenciándolas de disturbios impredecibles o actos masivos espontáneos.[14] Por lo general, las campañas tienen un comienzo identificable y puntos finales, así como acontecimientos perceptibles a lo largo de la campaña. En el caso de las campañas de resistencia, los puntos iniciales y finales son difíciles de determinar, como lo son los acontecimientos a lo largo de la campaña. En algunos casos, la información sobre tales acontecimientos puede localizarse fácilmente (por ejemplo, Irlanda del Norte de 1969 a 1999); sin embargo, no lo es en la mayoría de los casos. Por lo tanto, nuestra caracterización de las fechas de inicio y finalización de las campañas se basa en datos de consenso y múltiples fuentes.[15]

Por lo tanto, nuestra caracterización de las fechas de inicio y finalización de las campañas se basa en datos de consenso y múltiples fuentes

Algunas personas lectoras pueden tener la tentación de descartar nuestros hallazgos como resultado de las consecuencias de la selección, argumentando que las campañas noviolentas que aparecen en inventario están sesgadas hacia el éxito, ya que a menudo se informa acerca de las campañas más amplias y a menudo más maduras. Otras posibles campañas noviolentas que son aplastadas en sus primeros pasos (y por lo tanto fracasan) no son incluidas en este estudio. Esta es una posible preocupación que es difícil de evitar.

Adoptamos una estrategia triple de recopilación de datos para hacer frente a esta preocupación. En primer lugar, nuestra selección de campañas y sus fechas de inicio y finalización se basa en datos de consenso producidos por múltiples fuentes. En segundo lugar, hemos establecido rigurosos estándares de inclusión para cada campaña. Las campañas noviolentas se recopilaron inicialmente a partir de una revisión extensa de la literatura sobre conflictos noviolentos y movimientos sociales. Luego estos datos fueron corroborados con múltiples fuentes, incluidas enciclopedias, estudios de casos, y la bibliografía de Carter, Clark y Randle (2006).

Finalmente, distribuimos el conjunto de datos entre personas expertas en conflicto noviolento. Se pidió a estas personas expertas que evaluaran si los casos estaban adecuadamente caracterizados como grandes conflictos noviolentos, si había conflictos notables que hubieran sido omitidos, y si habíamos contabilizado correctamente los movimientos fallidos. Allí donde la gente experta sugirió casos adicionales, utilizamos el mismo método de corroboración. Nuestra confianza en el conjunto de datos que surgió se vio reforzada por numerosas discusiones entre las personas estudiosas de conflictos tanto noviolentos como violentos.

Nos centramos en la eficacia de las campañas frente a sus orígenes, y afirmamos que podemos decir algo sobre la eficacia de las campañas noviolentas en comparación con las campañas violentas.

No obstante, lo que sigue estando ausente del conjunto de datos es una manera de medir los falsos comienzos, las campañas noviolentas o violentas que nunca surgieron por un variado número de razones. A pesar de esta preocupación, tenemos la confianza en proceder con nuestra investigación por dos razones principales. En primer lugar, este sesgo se aplica tanto a campañas violentas como noviolentas —muchas campañas violentas que fueron derrotadas de forma temprana tampoco se detallan en los datos. En segundo lugar, a este estudio no le concierne de forma primordial el porqué surgen estas campañas, sino más bien el cómo responden con respecto a sus competidoras, que utilizan métodos de resistencia. Nos centramos en la eficacia de las campañas en contraste con sus puntos de partida, y afirmamos que podemos decir algo sobre la eficacia de las campañas noviolentas en comparación con las campañas violentas. Admitimos, sin embargo, que la mejora en la recopilación y el análisis de datos y el encontrar formas de sortear el sesgo de selección inherente a gran parte de los estudios acerca de los conflictos son los próximos pasos vitales en este campo de estudio.



Imagen destacada de la entrada: Composición con varias capturas de pantalla de un vídeo, compartido en telegram, de una acción de la población civil de Jersón, en la que no se duda en parar un convoy de blindados rusos con las propias manos. Durante las dos primeras semanas siguientes a la invasión, población civil se echó a la calle en al menos cuatro ciudades ucranianas tomadas por el Ejército ruso y, desarmada, se enfrentó a militares.

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  1. Timor Oriental es una antigua colonia portuguesa

  2. Las fuerzas indonesias mataron a la mayoría de los comandantes de Falintil, eliminaron aproximadamente el 80 por ciento de sus bases, y tomó el control sobre aproximadamente un 90 por ciento de la población timorense. La mayoría de los timorenses murieron de inanición tras sufrir un desplazamiento forzado. (Taur Matan Ruak, entrevista de Maria J. Stephan, Dili, Timor Oriental, 11 de Enero de 2005)

  3. “Clinton exige a Indonesia que acepte una Fuerza Internacional,” Agence France Press, 9 de Septiembre de 1999; “EEUU corta sus lazos militares con Indonesia,” Reuters, 9 de Septiembre de 1999; Sanders Thoenes, “Qué hizo a Yakarta aceptar fuerzas de paz” Christian Science Monitor, 14 de Septiembre de 1999.

  4. Fr. Jovito, entrevista de Maria J. Stephan, Dili, East Timor, 29 de Diciembre de 2004.

  5. Cuando utilizamos el término resistencia violenta, nos referimos a campañas de oposición armada ajena a un estado. Esto incluye las campañas asociadas con las insurgencias (Lyall y Wilson 2009), guerra de guerrillas, combatientes no estatales en guerras civiles (Gleditsch 2004), y campañas terroristas (Pape 2005). La resistencia noviolenta se refiere a campañas no estatales de oposición sin armas. Utilizamos los términos resistencia noviolenta y resistencia civil indistintamente. Ver también Carter, Clarke, y Randle (2006) y su suplemento, disponible en la red en http://www.civilresistance.info (consultada el 19 de Diciembre de 2009). Para más información, ver el apéndice en la red en http://echenoweth.faculty.wesleyan.edu/wcrw/.

  6. Ver el apéndice en la red para una argumentación acerca de la muestra de datos NAVCO y las normas de codificado.

  7. La pérdida o ganancia de las capacidades del régimen pueden estar relacionadas de forma causal con la campaña. Las campañas de resistencia pueden ser responsables parcialmente de mermar las capacidades del régimen, o los regímenes pueden aumentar sus capacidades para dar respuesta a una campaña. En el capítulo tres, sin embargo, encontramos que estos procesos endógenos carecen relativamente de importancia. Incluso cuando las capacidades del gobierno adicionales fluctúan en un país, estas fluctuaciones no están sistemáticamente relacionadas con los resultados de las campañas.

  8. Para clarificar la distinción entre acción política “normal” y acción noviolenta, Schock hace uso de este ejemplo: La muestra de posters contra el régimen en democracias sería considerada una forma habitual y de bajo riesgo de acción política, mientras que la misma actividad en no-democracias sería considerar inusual e implicaría un riesgo significativo. A causa de esta diferencia en contexto e intención, la segunda sería considerada una forma de acción noviolenta, mientras que la primera no lo sería. De forma similar, las huelgas que tienen lugar en sociedades democráticas dentro de los límites normales de relaciones laborales institucionalizadas, escribe Shock, no puede ser considerada acción noviolenta, puesto que no son fuera de una insitución o indeterminadas. Por otro lado, la mayoría de las hueltas en no-democracias serían consideradas acción noviolenta debido a sus rasgos indeterminados, no institucionalizados e indeterminados. (Schock 2003, 705).

  9. En el vol. 2, Sharp enumera 198 métodos de acción noviolenta y cita al menos un ejemplo histórico de la aplicación de cada método.

  10. En los actos de omisión los participantes rehúsan realizar actos que normalmente realizan, se espera por costumbre que los realicen, no se espera que los realicen por costumbre, o está prohibido realizarlos por ley o normas: en los actos de comisión, los participantes realizan actos que no realizan habitualmente, no se espera por costumbre realizarlos, o está prohibido realizarlos por ley o normas; este método de resistencia puede implicar una combinación de actos de omisión y comisión (Sharp 2005, 41, 547).

  11. Para literatura en general acerca de insurgencia y contra insurgencia, ver Beckett (2007), Joes (2007), Fishel y Manwaring (2006), Greskovits (1998), Chaliand (1982), Laqueur (1976).

  12. El apéndice en la red define y comenta diferentes tipos de tipos de guerra asimétrica no convencional, incluyendo la guerra de guerrillas, la insurgencia, las insurrecciones, golpes de estado, revoluciones y terrorismo. Para una revisión sucinta, ver Galula (2006, 1–10).

  13. Baldwin (2000) realiza una crítica a la dicotomía éxito/fracaso, argumentando que lxs responsables políticxs deben utilizar gradaciones y evaluaciones de efectividad con más matices. Aunque estamos de acuerdo con que el tema es complejo, dichos métodos impiden la comparación entre un número de casos elevados, lo cual es nuestro principal objetivo aquí. De esta manera, simplemente utilizamos un estándar exigente para evaluar si una campaña ha tenido éxito o ha fracasado, requiriendo que las campañas hayan alcanzado sus objetivos y hayan tenido un efecto reconocible en el resultado. Cuando incluimos recuentos de “éxito limitado,” los resultados son incluso más proclives a las campañas noviolentas. Ver el apéndice en red para más detalle.

  14. Otros estudiosos utilizan a menudo campañas como sus unidades de análisis, como Pape (2005) y Horowitz y Reiter (2001). McAdam, Tarrow, y Tilly discuten que los sociólogos deberían considerar el examen del comportamiento de los movimientos como “episodios (= parte de un conjunto N.T)” en vez de acontecimientos individuales (2001).

  15.    Hay algunas dificultades con este método. En primer lugar, es difícil reunir la fortaleza del movimiento y sus actovodades a lo largo del tiempo (es decir, escalada o desescalada). En se gundo lugar, sin datos acontecimientos específicos, es difícil teorícamente comparar todas las campañas de forma equivalente cuando sabemos que son tan difíciles de reunir –especialmente los datos de acontecimientos noviolentos- que realizar generalizaciones acerca del conflicto noviolento es virtualmente imposible. Analizando campañas en vez de acontecimientos individuales, podemos hacer algunas observaciones generales acerca de las campañas que pueden ser exploradas más detenidamente en estudios de caso en profundidad. Es más, las campañas de resistencia implican mucho más que sólo acontecimientos; implican planificación, procesos de adhesión, entrenamiento, inteligencia y otras operaciones además de sus más obvias actividadisruptivas. Utilizar los acontecimientos como la unidad principal de análisis ignora estos otros procedimientos, mientras que analizar campañas nos permite considerar el espectro de actividades más amplio como un conjunto.

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