Innumerables personas en busca de refugio quedan varadas todos los días en la ciudad de Leópolis (Lviv en ucraniano), en el oeste de Ucrania, con la esperanza de conseguir un asiento en un tren con destino a Polonia. Entre ellas: jóvenes, pacifistas que no quieren pelear. Tu situación se vuelve peculiarmente difícil en medio de una guerra cuando no empuñas las armas y escapas. Para algunos, sin embargo, está claro lo que hay hacer.

Y es que no todos los ucranianos se ofrecen como voluntarios para el servicio militar. También hay jóvenes que no quieren perder la vida en la guerra. Sasha y Nikita son dos jóvenes pacifistas que no quieren pelear y ahora, como desplazados internos, han sido entrevistados en Leópolis por la televisión pública alemana ZDF. No se les permite salir del país; todos los hombres ucranianos de entre 18 y 60 años tienen prohibido hacerlo.

Hemos traducido del alemán esa entrevista, donde, sucintamente, se explica su periplo y expresan sus opiniones.

Minutos 9:21 a  12.22 del «heute journal» de la ZDF del pasado 05 de marzo de 2022:

Marietta Slomka (Presentadora):

Se estima que un millón y medio de personas han huido de Ucrania, pero dentro de la propia Ucrania están huyendo personas de las zonas donde se producen fuertes combates a otras donde todavía no hay bombardeos tan fuertes, sobre todo a  Leópolis, en alemán Lemberg, al oeste del país. De allí algunas continúan hacia Polonia o se quedan.  Armin Coerper ha hablado en Lemberg con jóvenes ucranianos que han ido a parar allí.

Armin Coerper (reportero):

Físicamente está en muy buena forma y muy sano, pero Sascha no quiere ir a la guerra. En su ciudad natal Jarkob iba a una Escuela de Artistas, luego tuvo que huir a Lemberg huyendo de las bombas, ciudad en la que debería apuntarse para ir a los combates:

Se nos dice que todo el que llega a Lemberg debe coger un arma y defender nuestro país, pero yo tengo miedo y no creo en la propaganda de que todos los hombres deben morir por su país.

Sascha es pacifista y para él no hay sitio en Ucrania. Se aloja en la actualidad en una escuela y, como no podernos rodar ahí, nos envía un vídeo. Sascha quiere abandonar el país, pero para hombres de menos de 60 años están las fronteras cerradas.

Para poder pasar por la frontera hay que sobornar a las personas correctas y eso solo se lo pueden permitir las personas que tienen mucho dinero. Los demás se tienen que quedar y luchar.

Sascha no está solo. En un sótano nos encontramos también con Nikita y Masha. Nikita también piensa que no sobreviviría a la lucha, por eso se quiere ir. Las imágenes que recibe de su casa no las puede soportar.

¿De dónde vamos a sacar el dinero para reconstruir de nuevo todo? No tengo ni idea. Por eso odio a Putin.

En la cocina están Anja y Lisa. También nos enseñan fotos. Permanecieron en Jarkob en un bunker durante ocho días.

Han destruido nuestros edificios y asesinado a personas y a niños pequeños. Los que se han quedado allí no pueden salir a la calle, están escondidos en sótanos como enterrados en vida. ¡Los que hacen eso son bárbaros!

Son precisamente rusos los que hacen eso y las hermanas tienen, como muchos ucranianos, parientes rusos.

No nos creen, solo creen las informaciones que reciben en Rusia y dicen que nos inventamos todo como si fueramos actores. Les llamamos, lloramos y se ríen de nosotros.

Tener éxito en esto es como pasar por una cuerda floja en un país en guerra.

Volvemos a Sascha que sigue entrenando. La mayoría de los hombres están dispuestos a luchar,  pero Sascha es de los que no quieren dividir el mundo entre este y oeste, entre amigos y enemigos. Tener éxito en esto es como pasar por una cuerda floja en un país en guerra.


Compartir